«No creo que comportarse de una manera determinada sea la obligación de nadie. Cada uno es libre, en las sociedades libres (¡y ustedes en la Argentina ya no tienen a la Junta Militar!), de tomar sus propias decisiones. Por eso, no creo que en un mundo de relaciones frágiles no se pueda encontrar un matrimonio que permanezca fiel por 80 años. Tampoco digo que en una sociedad consumista no se pueda ser una persona humilde y modesta que lleva cinco años seguidos el mismo modelo de celular y que no cambia de ropa cada temporada. Pero lo que sí estoy diciendo es que las condiciones en la sociedad hoy son tales que privilegian ciertas decisiones, con lo cual es más fácil moverse con la masa que actuar por la propia. Nadie te ridiculizará; nadie se reirá de ti así. Y si uno va a una entrevista de trabajo con ropa de hace veinte años, sabe que es más difícil que le den el puesto que a alguien que va con ropa como se usa ahora. Hay un precio que pagar por ser diferente, es una vida más difícil. Por eso arriesgo, con la ayuda de la información que tengo, que solo una minoría va a resistirse a seguir a la masa y que esta minoría va a ser cada vez menor. Hoy los chicos aprenden desde la infancia a desarrollar una vida orientada hacia el consumo. Cuando desde la cuna se les enseña que todo sueño debe apuntar a las tiendas, es muy difícil que eventualmente se rebelen.» (Zygmunt Bauman)
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