Es básico en el periodismo separar contenido de publicidad. Cuando eso se subvierte, con publicidades disfrazadas de nota, se las llama publinota.
Clarín usa seguido las publinotas para promocionar sus negocios. Pero también tiene otra modalidad, que es vender suplementos completos a terceros, que se encargan de comercializarlo y del contenido. En el primer caso nunca aparece detallado que se trata de una publicidad encubierta. En el segundo siempre aparece bien destacada la frase «Espacio de publicidad».
Hoy Clarín dio una vuelta de tuerca. Su propio suplemento «Sí» apareció con el rótulo «Espacio de publicidad»:
Se trata de una edición especial dedicada al Festival de arte digital onedotzero, del que Clarín es auspiciante. Pero, ¿era necesario remarcar que es un espacio de publicidad?
El suplemento está bien escrito, por los periodistas de la redacción y da cuenta de un hecho cultural relevante. ¿Por qué entonces la distinción? No lo hacen cuando anuncian la aparición de un nuevo coleccionable del diario sin firmar. Pero tampoco cuando reseñan lo que pasó el día anterior en Showmatch. O con el Quilmes Rock. Entonces, ¿por qué ahora sí?