Como el año pasado seguimos haciendo felices a las parejas sin ingenio dándoles ideas para sorprenderse mutuamente con algo poco convencional.
Osito de peluche
Si ellas insisten en regalarles a sus hombres un afeminado osito de peluche con inscripciones melosas, mejor que sea este osito de peluche:
En el compartimento secreto ofrece 1) spray para el aliento, 2) linterna, 3) preservativos, 4) «El cazador oculto», 5) miscelánea, 6) vodka, 7) cigarrillos, 8) encendedor y 9) una cuerda.
Portarrollos parlante
¿Cansado de que su pareja se olvide de cambiar el papel higiénico cuando se acaba? Qué mejor que aprovechar San Valentín para recordárselo permanentemente a través de este portarrollos parlante.
Por menos de 10 dólares este artefacto permite no solo sostener un rollo de papel higiénico sino también grabar y regrabar mensajes tipo «acordate de bajar el agua» o «lavate las manos, roñoso». Se activa cada vez que alguien toma un pedazo de papel.
No hay muchos hombres de menos de 40 que tengan la costumbre de peinarse. Por eso, una verdadera muestra de amor de sus mujeres es, en lugar de conminarlos a que domestiquen sus cabellos, aceptar el pelo enmarañado. Estas chicas comprensivas serán las que regalen el Uncomb o Des-peine.
Un objeto inútil, a menos que uno ya esté peinado.
Flores de elefante
Las flores son un clásico de los 14 de febrero. Pero son demasiado efímeras. Para que sea algo más durable, ¿por que no obsequiar estos ramos hechos de bosta de elefante reciclada?
Totalmente ecológicas y a un precio que arranca desde los 15 dólares, se puede quedar bien con el medio ambiente y con la media naranja. Eso sí, por las dudas, que no las huela.
Mini me
Esas mujeres que están convencidas de que sus parejas no pueden estar sin ellas ni un segundo deberían pensar en gastarse 2215 dólares y regalarles a sus hombres esto el sábado próximo:
La empresa Little Island ofrece estas muñecas robotizadas, hechas a imagen y semejanza de sus dueñas. Además, les permite grabar frases que se repiten una y otra y otra vez, con lo que terminan transformándose en un clon perfecto.
Veámoslo en acción en este patético video:
En el fondo, nada muy distinto que los viejos Chassman y Chirolita. Eso sí, 2.0.
Tengo una queja para presentar, y es vieja: el frío silencio y la paralización que sobrevienen cuando aparece algo que no está bien o no es oportuno. Me lastima y me lastimará siempre. No se necesitan semanas para decirle a alguien (aun por el más lento de los correos) que su artículo está mal, cuando puede decirle en cuestión de días que está bien. Los editores no hacen enemigos por rechazar manuscritos, sino por el modo en que lo hacen, por el cambio de atmósfera, la postergación, la nota impersonal que se arrastra.
«A mí me encanta Mauricio Macri, y me gusta mucho lo que está haciendo, no como persona, sino como hacedor. Sé que todo político es chanchullo, corrupto, y hago la vista gorda porque sé que es parte del juego de la política.» (Fernando Peña)
«A mí Cristina [Kirchner] me despierta ternura.» (Chiche Gelblung)
«En cambio a mí me despierta más ternura Néstor.» (Fernando Peña)
«Para mí D’Elía no es un negro de mierda sino que es mucho peor; mis sobrinos son mulatos y yo siempre adoro a los negros y a los judíos, y no lo digo porque esté Chiche presente. Yo pienso que es una persona muy peligrosa, es totalmente detestable, un cobarde, un matón a sueldo, muy peligroso, un asesino, y es un tipo que ni siquiera es bosta ni mierda.» (Fernando Peña)
Desesperados hay en todos lados. Y escritores dispuestos a lucrar con ellos también. Cuando los libros tipo "Que nadie se entere que usted está deprimido", "Gordo pero contento" o "Hágame rico comprando este libro que le enseñará cómo hacerse rico" parecen fórmulas agotadas, surge una nueva generación de textos de autoayuda. Esta vez el destinatario ya no es el público en general, ese lector deprimido, gordo y pobre, sino un sector específico. Demasiado específico, como lo muestra este listado.
Estos diez libros existen y se pueden comprar en Amazon: