¡Ayúdenme a encontrar el título de esta canción!
(perdón por la torpeza de la ejecución…)
ACTUALIZADO:
Esta es la canción y se llama «The Captain Of Her Heart».
El dato lo aportó @GabrielRavarini.
¡Ayúdenme a encontrar el título de esta canción!
(perdón por la torpeza de la ejecución…)
ACTUALIZADO:
Esta es la canción y se llama «The Captain Of Her Heart».
El dato lo aportó @GabrielRavarini.
Escuché radio entre 1980 y 2000, dos de las nueve décadas que cumple el medio en Argentina este 27 de agosto. Harto de que cada vez que se le hace un homenaje a la radio se mencione a Larrea, Carrizo y Pergolini, quiero rescatar a esta treintena de programas de los que fui oyente. Tal vez no sean los más representativos, los más escuchados, ni los que más premios ganaron, pero son los que arbitrariamente prefiero recordar en estos 90 años de la radio.
En un dial ganado por la chatura, el amarillismo, el boludeo, la tv, las discográficas y los ignorantes, extraño el desfile de mentes lúcidas, propuestas originales y música distinta.
Los invito a todos a comentar estos y otros programas inolvidables que quedaron en el olvido. La única condición es que los hayan escuchado, sino no vale.
Generala Servida: uno de los programas más injustamente olvidados, a veces pienso que fui el único oyente. Una especie de Polémica en el Bar de almas sensibles, conducido por Leonor Ferrara y con Florencio Escardó, Geno Díaz, Héctor Yánover y Carlos Ulanovsky. Por Radio Belgrano los sábados a eso de las 19.
Café, Bar, Billares: a cargo de Norberto Folino y Ricardo Horvath, analizaban el tango desde una perspectiva original. También por Belgrano.
Mañana, tarde y noche: programa ómnibus de los domingos también por Radio Belgrano, con lo mejor de la semana en la emisora, microprogramas y muy buena música.
Reencuentro: recordado a raíz de la muerte de Hugo Guerrero Marthineitz del que se hace difícil transmitir por qué era tan genial a quien nunca lo escuchó.
El bulo de Merlín: programa de humor alternativo del que ya hablamos hace un tiempo.
El programa que no tiene nombre: conducido por Edu y el Pollo, este programa sin nombre tenía temas en vivo, compuestos en el momento por la dupla, y la participación del DJ Carlos Alfonsín.
Golosinas: programa de humor con Golo, Carlitos Russo, Anita Almada y Cacho Espíndola. Con chistes de la época en que Golo era guionista de Pepe Biondi, pero divertido de escuchar.
Cordialmente: el más mainistream de esta lista. Este programa de Juan Carlos Mareco en Mitre no tuvo nada que envidiarle a los ciclos de Larrea, Carrizo o Fontana, pero por alguna razón quedó en el olvido. Con Horacio de Dios, Domingo di Núbila y Néstor Ibarra como columnistas y un muy buen equipo de producción.
Gira mágica y misteriosa: la historia del rock contada por Julio Alberto Guichet sin prisa pero sin pausa. También pasó por varias radios pero sobre todo estuvo en Nacional.
Buenos Aires, una divina comedia: menos conocido que Radio Bangkok, este ciclo unió a la pareja con más química de la radio: Lalo Mir y Elizabeth Vernaci.
Cabeza de pescado: nave insignia de La Metro, dirigida por Lalo Mir, con buena música y el mismo delirio que en Radio Bangkok.
El tren fantasma: programa deforme de la FMR (Rivadavia) que pasaba reggae y ska cuando nadie lo hacía. Conducido por Omar Cerasuolo. Después pasó a Rock & Pop.
Los intérpretes: otro programa de Cerasuolo en FMR con música clásica y popular.
Piso 93: emblemático programa under de la Rock & Pop conducido por Rafa Hernández.
Ligeramente hablando: los domingos al mediodía por Radio Nacional, Emilio Stevanovich conducía este agradable programa con música rarísima de todo el mundo.
(No recuerdo el título) pero era un programa de radio conducido por Gerardo Sofovich y Lucho Avilés en Radio El Mundo por las tardes. Recuerdo que allí Charly García estrenó en vivo el tema “Promesas sobre el bidet” y Sofovich le dijo que era el mejor tango que había dado el rock.
Medios & comunicación: programa de Belgrano dedicado a analizar los medios a cargo de Raúl Barreiros y Jorge Telerman.
Sueños de una noche de Belgrano: la trasnoche de Belgrano con Martín Caparros y Jorge Dorio hablando de cualquier cosa con solvencia y seducción.
Tom Lupo Show: Tom Lupo haciendo lo que siempre hace: leer poesía, hablar y pasar buena música.
La maquina de contar: creo que fue el primer programa que escuché en radio. Juan Carlos Mesa y elenco haciendo varios sketches distintos de lunes a viernes. Radio pura.
Pepe Iglesias: otro que hacía humor en radio, también olvidado, “el hombre de las mil voces”.
Crash: otro programa de La Metro de Lalo Mir, con Eduardo de la Puente, Gallo Campos y Tuqui.
Feedback: debut en la conducción de una dupla que daría que hablar más adelante: Ari Paluch y Mario Pergolini. Un programa veloz y anti-Duran-Duran en FM OK.
Dejando dos: Emilio Ariño y Jorge Jacobson con las noticias del espectáculo en los sábados al mediodía de Del Plata. También colaboraban Laura Ubfal y un joven Claudio Villaruel comentando el teatro off-Corrientes.
En ayunas: las noticias del día miradas con humor por Carlos Abrevaya, Jorge Guinzburg y Jorge Listosella.
Demasiado tarde para lágrimas: programa de Alejandro Dolina y Adolfo Castelo en las medianoches de Radio El Mundo. Después Stronatti reemplazó a Castelo.
El gato y el zorro: no es estrictamente un programa de radio, sino el traspaso entre los programas de Mario Mactas y Rolando Hanglin, pero era más interesante que los programas solistas de ambos.
Hora 25: el Lanata menos conocido, con entrevistas intimistas y textos alejados del periodismo político.
Monoblock: uno de los programas de radio menos conocidos de Pergolini. En la primera mañana de la Rock & Pop Intentaba contar la actualidad desde una mirada “joven”. Con Carlos Polimeni en deportes y Marcelo Figueras en espectáculos.
Vecinococos: con Carlos Abrevaya y Jorge Vaccari en las tardes de la Muni de Eliaschev.
NOTA: la lista puede contener errores, la armé de memoria
Hija de “El Amarillo” de la revista Humor y «Fraude», de Pipo Cipolatti y similar a la norteamericana “The Onion”, Barcelona es desde hace años una revista de culto, que dialoga con la agenda de los medios tradicionales desde una mirada alternativa. Sus tapas y contratapas son verdaderos editoriales que se comentan en programas de radio y debaten en la web.
«Barcelona” satiriza los peores vicios del periodismo pero, a diferencia de Nah!, no se queda en el chiste absurdo sino que hace una lectura política de las noticias.
Ahora, es bolilla 1 del humor no hacer una parodia de una parodia. Desconociendo esta regla de la risa (como tantas otras) es que llega a los kioscos “Madriz”, la parodia de la revista “Barcelona”.
“Si la revista Barcelona se burla de los valores que usted defiende… No se pierda el humor inteligente de Madriz… una revista especialmente pensada para usted. Ya está en su kiosco… corra, apúrese que se agota… ”, proclama el blog de la AFyA PPA (Asociación de los Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina), grupo político presidido por Cecilia Pando. Formalmente en la revista no aparece este grupo reivindicador del Proceso, sino que figuran como editor un tal José D´angelo y como “Director absolutamente ad honorem” (sic) Gonzalo “Coco” Golcoa. Eso es todo el staff.
Como en «Barcelona», la estructura es similar a la de un diario con secciones y notas complementado con falsas publicidades. El logo está hecho con la misma tipografía que el de «Barcelona». También aquí hay un editorial jocoso, pero sin firma.
Para no herir la sensibilidad de los lectores de «Madriz», la mayor palabrota es gil y la máxima obscenidad es la foto de un culo, pero enfundado en un jean.
Algunos títulos de la edición actual: “Nicole quiere que vuelvan las botas”, “7 tips para padres gays”, “Ahora los swinger exigen libreta de matrimonio”, “Básquet para todos incluirá los comentarios de Víctor Hugo”.
Como con esos chistes que de tan malos dan risa, “Madriz” da la vuelta al mundo del humor y termina siendo divertida por lo patética. Ahora que cerró «Cabildo», qué mejor que otra revista de humor para reemplazarla…
Gracias a @adrianvigna por el dato
Jenna: Has creado a dos Lizzes, la Liz normal y la Liz actriz. [A la actriz] tienes que mentirle, consentirla, protegerla del mundo real.
Jack: Lo entiendo. Tratarla como el New York Times trata a sus lectores.
Por Lauren A. E. Schuker
Cuando el director Adam McKay trató de conseguir luz verde para filmar la secuela de su éxito de taquilla de 2004 Anchorman, pensó que sería pan comido.
La comedia que costó US$20 millones, protagonizada por los humoristas Will Ferrell y Steve Carrell, recaudó más de US$90 millones. Pero sólo US$5 millones de ese total provinieron de las entradas vendidas fuera de Estados Unidos. Paramount Pictures, el estudio de Viacom Inc., se negó a financiar una segunda parte ante el temor de que el humor típicamente estadounidense no tendría una buena acogida en el resto del mundo.
«Al fin de cuentas, el aspecto económico de este negocio ha cambiado. Ahora la presión para que una película funcione en el mercado global es mucho mayor, y no pudimos luchar contra eso», explica McKay.
El peso creciente de las audiencias internacionales representa un cambio radical para Hollywood. Hace unas décadas, el desempeño de una cinta fuera de EE.UU. ni siquiera era una consideración secundaria para los ejecutivos de Hollywood. Ahora, las ventas de entradas fuera de Estados Unidos representan casi 68% de un mercado cinematográfico global de US$32.000 millones, en comparación con el 58% de hace 10 años, según la firma de investigación Screen Digest Cinema Intelligence Service.
El resultado es que uno de los productos más estadounidenses se está adaptando para complacer los gustos de otros países. Los estudios han empezado a seleccionar a actores extranjeros para las grandes producciones de temática estadounidense como G.I. Joe. Los guiones se modifican para atraer a audiencias de todo el mundo y los estudios han reducido la oferta de clásicos de Hollywood, como las comedias románticas, debido a que las audiencias internacionales no le encuentran la misma gracia a los chistes. Varios estudios han llegado al extremo de financiar, producir y promocionar películas originales para mercados como Corea del Sur y Brasil.
«Tenemos que producir películas que puedan triunfar internacionalmente», reconoce Rob Moore, vicepresidente de Paramount Pictures. «Es la única manera de hacer que el rompecabezas económico de la producción cinematográfica funcione hoy en día».
El auge de la taquilla internacional tiene tanto que ver con los cambios de la economía global como con la evolución del negocio del cine.
Durante años, las arcas hollywoodenses se llenaron gracias al crecimiento de más de 10% de las ventas de películas en DVD. Entre 2000 y 2005, por ejemplo, las ventas de video para consumo en casa saltaron 91% en EE.UU. Pero durante el bajón de la economía en los dos últimos años, estas ventas se precipitaron más de 20%, según Screen Digest U.S. Video Intelligence Service. Las decrecientes audiencias en las salas de cine en EE.UU. y Canadá también contribuyeron al cambio de tendencia.
Otro factor que explica la internacionalización de Hollywood es que otras partes del mundo experimentaron un auge de construcción que edificó centros comerciales que, a menudo, incluían grandes multicines.
Se espera que el gobierno chino, por ejemplo, subsidie la apertura de más de 35.000 salas de cine en los próximos cinco años, frente a las actuales 5.000. Beijing anunció recientemente que la venta de entradas registró un alza de 86% en el primer semestre de 2010, después de que varias importaciones de EE.UU., como Avatar y Alicia en el país de las maravillas, resultaron ser tremendamente populares entre el público chino.
En los últimos tres años, IMAX Corp. inauguró 66 teatros con pantallas grandes fuera de EE.UU., incluyendo 25 en Asia. La compañía presentó la semana pasada su primera película en un idioma diferente al inglés: Aftershock (algo así como Réplica), una producción china con la que los ejecutivos de IMAX esperan aumentar el reconocimiento de su marca en Asia.
Sin embargo, satisfacer a las audiencias internacionales no ha sido una tarea fácil para Hollywood. Hace años, los espectadores en Japón o Corea del Sur acudían incondicionalmente al cine a ver películas escritas, producidas y protagonizadas por Hollywood. Ahora, una ola de sofisticados títulos locales le hacen competencia a la meca del cine.
En 2008, Sanford Panitch, un veterano del sector, quedó asombrado cuando una película de Twentieth Century Fox en la que había trabajado, Jumper, se vio casi eclipsada en Corea del Sur por un thriller local llamado The Chaser (algo así como El perseguidor). «Mientras veía las cifras de la taquilla de ese fin de semana me di cuenta del poderío del contenido local», señala.
Unos meses después, Panitch fue ascendido a director de Fox International Productions, una nueva división del estudio. (Fox es propiedad de News Corp., que también controla The Wall Street Journal). Esta nueva filial se dedica a desarrollar, producir y distribuir películas en idioma local fuera de EE.UU. «No se trata de llevar las tácticas de Hollywood a los mercados internacionales», subraya Panitch. «Se trata de participar de una cultura local en un grado que permita crear un producto que esas audiencias quieran ver».
El estudio está produciendo unas 15 películas en versión original al año, casi el doble que el año pasado. Su primera película china Hot Summer Days (algo así como Días calurosos de verano) encabezó la lista de éxitos durante el fin de semana de Año Nuevo, uno de los más competitivos.
Donna Langley, codirectora de Universal Studios, de General Electric Co., estaba trabajando hace poco en el guión de una película de gran presupuesto basada en el juego de Hasbro, «Batalla naval». La trama era puro Hollywood: alienígenas malvados llegan a la Tierra y viven bajo el mar. Una de las primeras personas en Universal en leer el guión fue David Kosse, el presidente del estudio. En seguida, detectó un problema: los extraterrestres sólo amenazaban a EE.UU. Universal pidió a los guionistas que alteraran el libreto. En la nueva versión, los alienígenas amenazan a todo el mundo.
Como Anchorman 2 fue archivada, McKay, el director, ha tratado de ampliar el atractivo internacional de su próximo proyecto, Policías de repuesto. La comedia con un presupuesto de US$100 millones, protagonizada por Samuel L. Jackson, Will Ferrell y Mark Wahlberg, se estrenará en EE.UU. en unos días y se planea que llegue a las pantallas de América Latina en septiembre.
En una escena clave, Whalberg comparte pantalla con el jugador de béisbol de los Yankees, Derek Jeter. A los ejecutivos de Sony les preocupaba que Jeter, y el chiste que lo involucra, fueran considerados demasiado estadounidenses. Encontraron una solución: el estudio le pidió a McKay que volviera a filmar las tomas con futbolistas internacionales como el inglés David Beckham y el portugués Cristiano Ronaldo. Sony quería lanzar una versión para el mercado internacional con esas estrellas en lugar de Jeter. Ninguno de los jugadores estuvo disponible, pero el estudio planea utilizar la estrategia en el futuro. «En vez de tratar de atraer a una audiencia hacia la película, podemos adaptar la película al público», dice McKay.
La publicación de 90.000 folios de documentos militares estadounidenses clasificados en el sitio Wikileaks fue una de las noticias principales de los últimos días.
Su fundador Julian Assange es un personaje y recomiendo leer sus ideas sobre el periodismo (en inglés) y las consecuencias que conlleva este megaescrache en una compilación que hice en mi blog Archivos de Cibercultura.
Pero mucho antes que Wikileaks, otros ocuparon el mismo espacio. Primero fue The Smoking Gun, más frívolo, y luego LiveLeak, una suerte de YouTube alternativo del que nos ocupamos hace unos años.
Ambos predecesores contemplan la información política, pero la hacen convivir con gimnastas en topless o fotos de famosos detenidos por la policía, alla TMZ. En LiveLeak se privilegia el impacto escópico, en Wikileaks, el impacto político. LiveLeak se dirige al espectador, Wikileaks, al ciudadano.
LiveLeak, algo abandonado, sigue siendo la versión sin esterilizar de YouTube, amarillista, pero también esclarecedora; pornográfica, pero under a la vez.
Entre las rarezas de su catálogo, este video es el que más me sorprende: una cámara fija desde una ventana filmando lo que pasa en la interesección de dos calles. No sabemos quién lo filmó, cuánto tiempo la cámara estuvo ahí, ni cómo el autor logró ver tanto material en bruto sin morirse de aburrimiento. Pero lo cierto es que consiguió cuatro momentos memorables.
– En la primera toma, van a ver a un sujeto en silla de ruedas jugueteando de un lado para otro en la mitad de la calle.
– En la segunda toma, un hombre choca a un ómnibus (leyeron bien).
– En la tercera toma, alguien en silla de ruedas (¿el mismo de la toma 1?) casi es atropellado por un auto.
– En la cuarta toma, una persecución policial.
Este video no cambiará el mundo ni Obama se ocupará de comentarlo, pero no deja de ser sorprendente.
-¿A qué le atribuís el reconocimiento que tuvo el programa [“Peter Capusotto y sus videos”] en los últimos años?
-No tengo ni la más pálida idea. Quizá tuvo que ver con una coincidencia histórica y técnica, que es que el programa se empezó a dar en televisión abierta cuando se produjo el auge de YouTube. Una manera de ver televisión, de interactuar con el programa para descubrir qué es lo divertido o lo interesante para subir a la red, que potencia, que amplifica lo que hacen los seguidores. El formato del programa, con fragmentos limpios de entre 4 y 6 minutos, se adapta perfectamente para ser subido a Internet. Esto es algo que a mí me parece fabuloso; no creo que les parezca lo mismo a los anunciantes ni a los canales, pero a mí me parece bárbaro que la gente pueda liberarse de los horarios rígidos para ver un programa. Es muy interesante cómo esta práctica reemplaza al boca a boca. Si alguien ve algo que le gusta, no te lo cuenta, sino que te manda el link. (Pedro Saborido)