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Telen-ocho

Desde el regreso de la democracia, cada gobierno tuvo su programa de tv paraoficial exitoso. Con Alfonsín fue «La cigarra», un ciclo feminista conducido por María Herminia Avellaneda, Susana Rinaldi y nada menos que María Elena Walsh. Con Menem fue «Polémica en el bar», cuando Gerardo Sofovich sustituyó a los actores que decían un libreto por periodistas que daban sus opiniones sobre los sucesos de cada día. Y con los Kirchner, es «678».

Sus dos antecesores tuvieron mucho más rating que el último, pero este tiene mucha más influencia. Al pluralismo de «La cigarra», le siguió una casi hegemonía menemista en «Polémica en el bar» (Hugo Gambini era la voz disonante) y «678» se compone de un panel 100% oficialista. «La cigarra» tocaba temas de los que nunca se había hablado hasta ahí en tv (aborto, mujeres golpeadas), pero era condenadamente aburrido y poco televisivo. «Polémica en el bar» seducía al espectador al agregarle humor a la bajada de línea, pero era frívolo. «678» recuperó el didactismo del alfonsinista, el humor del menemista y le agregó la edición y debate de segmentos de los noticieros y los programas políticos. Una fórmula contundente.

El triunfo cultural de 678 hay que medirlo desde dos ópticas. Por un lado, hacer periodismo de periodistas dejó de ser un tabú. Lo que desde el ’83 en adelante estaba reservado a las revistas especializadas o a las carreras de periodismo ahora se hablaba en el canal oficial en horario central. Con una oposición política atomizada e impotente, el contrincante más poderoso para el gobierno pasa a ser Clarín, máximo dueño de los contenidos y, sobre todo, de su distribución. Así, el «Clarín miente» de Moyano y luego Kirchner se amplifica y profundiza y por primera vez se difunde fuera del ghetto el caso de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, Papel Prensa, su complicidad con el Proceso, sus conflictos gremiales, etc. Todo ya conocido en el gremio periodístico desde siempre, pero silenciado hasta ahora en los medios masivos, salvo excepciones. Estas denuncias continuarán en la medida en que el gobierno siga teniendo al grupo comandado por Magnetto como enemigo político y a Gvirtz como amigo. Recordemos que «TVR» de Gvirtz fue acogido por Canal 13 (de Clarín) cuando se fue censurado de América. Y que Clarín y el gobierno eran aliados hasta iniciado el gobierno de Cristina.

El otro triunfo cultural de 678 es más profundo. No solamente el gobierno influye en su house organ, sino que el house organ dicta el modo de hacer política al gobierno (y hasta a la oposición). Como Neustadt con las privatizaciones de Menem, 678 reemplaza las acciones políticas por el análisis de su discurso mediático, una metapolítica. Está sintetizado magistralmente por Roberto Gargarella en un artículo reciente:

Oficialismo y oposición comparten un problema, entre tantos otros: escapar de, y no querer ver, la realidad que ellos mismos generan. El oficialismo y sus analistas ya no reconocen más los hechos sociales. Ahora se trata, en todos los casos, de «operaciones mediáticas». Si hay una trama que nos habla de lavado de dinero, dirigentes gremiales ya condenados por la justicia, financiamiento sucio de la política, negocios terroríficos a costa de la salud de los jubilados, nada de eso importa: El objeto de estudio ya no es más la trama, sino la “operación mediática” que torna visible la trama. Por qué ahora, y no hace una semana? Por qué a través del portal de la Corte Suprema y no por otro canal? Por qué vía Suiza, y no vía Finlandia? La noticia de fondo ya no está. En la oposición pasa algo parecido. En parte como resultado de una tradición política caudillista-personalista pero, también, como producto de análisis perezosos que llevan a simplificar lo que siempre es más complejo, la atención se concentra en una figura pública corrupta, un funcionario de comportamiento fascista, o un acto vandálico, como los hay tantos, para luego dar el grito de: “escándalo.” La pregunta, en todos los casos, es la misma: Qué decimos de la red política, económica, social, que torna posible la producción del exabrupto de hoy, el surgimiento de un nuevo escándalo del que nos olvidaremos en unos días, corriendo detrás de uno nuevo?

La política del archivo, la edición, la imagen y la opinión breve y efectista que muestra 678 a diario en sus informes y sus panelistas de a poco va invadiendo al resto de los analistas oficialistas y opositores, a las noticias y a los gobernantes. El mismo Gargarella ejemplifica los dos niveles de análisis, el mediático/político, dominante y el político, ausente:

Puede ocurrir que una gobernadora, apenas electa, haga “declaraciones desafortunadas” (en este caso, a favor de lo peor que representó el saadismo, como fuerza política) –a cualquiera le pasa. Pero no es esa anécdota lo que importa. La cuestión relevante es si el gobierno fortalece la gesta cívica que expulsó al saadismo del poder, o por el contrario pacta con éste. Puede ocurrir, también, la imperdonable muerte de aborígenes, a manos del gobierno formoseño –un hecho trágico, puntual, que pudo haberse dado en cualquier otro momento de la historia argentina. La pregunta es si el gobierno desmonta la estructura de desigualdades que, en Formosa, hambrea y criminaliza a los tobas desde hace años; o por el contrario la afirma y respalda, mientras siquiera presenta como problema lo ocurrido. De manera similar, puede ocurrir la insuperable muerte de un joven de izquierda, a manos de empleados de la Unión Ferroviaria. La pregunta que uno merece hacerse, entonces, es si el gobierno peleaba, con el joven muerto, contra los resabios criminales que anidaban en ese sector del sindicalismo, o por el contrario negociaba con éste, a costa de los derechos de los terciarizados. Frente al “escándalo” más cercano, el de este fin de semana -un bloqueo destinado a castigar a la prensa no oficialista- uno podría preguntarse: Es que el gobierno ha tratado de fortalecer, en todo este tiempo, la democracia sindical, la transparencia y el pluralismo del movimiento obrero; o por el contrario ha denegado hasta la personería jurídica a centrales obreras alternativas, ha hostigado al sindicalismo de izquierda, ha establecido alianzas con sectores sindicales enjuiciados por crímenes graves? Si las respuestas, en todos los casos, son las que uno presume, entonces la cuestión no es por qué ocurren hechos como el de ayer, sino cómo vamos a evitar las violaciones de derechos futuras, que las estructuras creadas alimentan, cada día que pasa.

En este marco, desde el 28 de agosto de 2009 Clarín decidió abandonar su pretendida neutralidad y comenzó a dar una batalla para conservar su poder empresarial, aún a riesgo de perder credibilidad. En el marco de una estrategia cada vez más agresiva, comenzó la fase «tapa en blanco» que ahora se ve cada vez más claramente que de sorpresiva no tuvo nada. El segundo episodio de esta estrategia fue este lunes en Telenoche, que abandonó por un rato los bloopers de YouTube, para emitir un informe de neto corte seissieteochesco en materia de edición donde se ve en una cámara oculta al delegado de AGR Luis Siri filmada en febrero amenazando con un bloqueo, vinculándose con Aníbal Fernández y pidiendo $3.150.000 para él y cifras parecidas para sus acompañantes (9 millones en total) como compensación personal para dejar los conflictos.

Al día siguiente, la respuesta oficialista no se hizo esperar. Desde temprano, Victor Hugo Morales, un histórico luchador contra Clarín, justificó las bravatas de Siri y chantajeó emocionalmente a sus oyentes: se está del lado de Siri o se está del lado de Clarín, sin matices. En los doce minutos de su monólogo omitió referirse al pedido de dinero de Siri («usted quizás anoche se dejó manipular por los 9 millones» es todo lo que dijo).

Por la noche, 678 dedicó la primera hora entera del programa al tema. En todo ese tiempo, tampoco habló de los 9 millones. Los informes sirvieron ante todo para que el gobierno y el programa se despegaran de Siri. Pero sobre todo dedicaron esos 60 minutos a cuestionar a Telenoche por ¡usar una cámara oculta! (cuando ellos la usaron contra Pagni) y por ¡el modo en el que el informe estuvo editado!. Sí, leyeron bien, mientras omitían hablar de los 9 millones cuestionaban la edición del informe rival. Es decir, de nuevo, el análisis de la forma (la cámara oculta) por el fondo del asunto (la supuesta extorsión de Siri).  En Twitter escribí: «Criticar la cámara oculta y no lo que se ve es como la mujer infiel ofendida porque el marido se enteró entrando sin permiso a su Facebook«. Clarín le dio a 678 una cucharada de su propia medicina. Que Clarín haya claudicado y abrazado las herramientas de propaganda de 678 para informar es para Gvirtz y el gobierno un triunfo pírrico.

Pero no se hablará mucho más de esta cámara oculta. Al gobierno no le conviene seguir pegado a Siri y a Clarín no le conviene que su deleznable cámara oculta sea usada como bumerang por los trabajadores en un juicio por acoso laboral.

Mientras la propaganda invada al periodismo deberemos acostumbrarnos a informarnos con más de un medio, aunque ni Clarín, ni 678 nos informen hoy de los otros delegados de AGR y de los otros conflictos gremiales en medios kirchneristas.

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Quién tuvo la culpa del fracaso de la audiencia de conciliación de Clarín


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La tapa en blanco de Clarín

Clarín victimizándose y el gobierno avalando por acción y omisión un apriete. Clarín considerándose censurado en una edición que habla de esa censura y el gobierno dando pie con su silencio y su tibia y tardía condena a que se lo acuse de cercenar la libertad de expresión. Dos poderosos ex socios, hoy enfrentados a fuerza de torpezas.

El mejor regalo del kirchnerismo a Clarín después de haber autorizado la fusión entre Cablevisión y Multicanal es esta tapa en blanco de Clarín de hoy. Porque cobra la fuerza de símbolo, más que cien columnas de Roa. Porque circula por los medios de todo el mundo. Porque queda en el imaginario de la gente. Porque colgada en los kioscos la ven muchas más personas que a 678. Porque lejos de matar a Clarín, lo fortalece.

La tapa en blanco no es original. La más recordada es la de Página/12 en repudio a los indultos de Menem. Era en blanco, pero no vacía. Un pirulo de tapa firmado por Lanata le daba sentido. Que no sea original es un pecado porque se trata de golpe de efecto similar a un chiste. La primera vez impacta, la segunda suena a parodia.

Como dije en el post anterior, para un medio de comunicación no hay motivo válido para dejar de comunicar. Como Sendra diciendo con el tsunami de Japón «hoy no hay chiste», ahora el diario todo dice «hoy no hay tapa». Si no pusieron una tapa en blanco el 24 de marzo de 1976 (o con cualquier otro golpe desde 1945), ya no hay nada por encima de eso que los habilite a ponerla ahora. Más si el motivo es una pretendida falta de libertad de expresión.

Curiosamente lo que se comentó poco fue la contratapa, verdaderamente original: todos los humoristas editorializando sobre el incidente (con el llamativo reemplazo de Clemente por La Nelly).

Desde la óptica de Clarín, una tapa en blanco no fue la elección más feliz. Una tapa en blanco es muda, no habla, le da la razón a los que demoraron la salida del diario y al gobierno: «¿no nos dejan hablar? bueno, entonces nos callamos». Mejor hubiera sido una página llena de palabras en cuerpo diminuto (de los lectores, de los periodistas), una gran foto con el kiosco sin Clarín, o una tapa negra, de censura y de luto, como la de Noticias cuando mataron a José Luis Cabezas.

Pero el gesto más hipócrita de toda la movida es que, debajo de esa tapa blanca… hay otra tapa. La de todos los días, con los títulos de todos los días, con los chistes de todos los días. Detrás de la careta de diario censurado, acallado, está, como siempre, la cara de Clarín.

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Humoristas vagos

Debe ser jodido tener que hacer un chiste todos los días. En los últimos tres días dos humoristas decidieron tomarse franco y llenar el espacio que ocupan de lunes a domingo con bullshit.

El primero fue Sendra, que este sábado publicó en su viñeta de la página 2 del diario más vendido esssto:

¿O sea que cada vez que haya una tragedia no va a haber chiste? Listo Sendra, renunciá, porque siempre va a haber algo que conmueva al mundo y cause estupor. Es este post se pudo demostrar que, pese a la tragedia, se puede hacer reír con el tema sin caer en golpes bajos o un humor excesivamente negro ¿Por qué no ponés a los tipitos directamente diciendo «tuve una fiesta el jueves y el viernes me desperté abombado y con resaca, por eso hoy no hay chiste»?

Encima, es un plagio. Cuando fue la masacre de La Tablada, esto fue lo que hicieron Rudy y Paz en su espacio en la tapa de Página/12:

Y hoy la pereza le tocó a Liniers:

 

No, Liniers, no mientas, no tenés una idea, al menos no hoy. Hacenos reír, sonreír al menos.
Te aportamos algunos rebusques para próximas ocasiones con fiaca:
Dibujar un punto y escribir: «La idea de hoy es tan sutil que tal vez no logres entenderla»
Repetir una tira del día anterior y agregarle al final: «Si no la entendiste ayer, te doy una segunda oportunidad hoy»
O poner directamente un cartel que diga «Hoy no se me ocurrió nada». Total, tus fanáticos fundamentalistas te perdonan todo, hasta que no tengas ganas de laburar…
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A quién seguir en Twitter (XI)

Especial Tsunami en Japón

http://twitter.com/peralTbrd/status/46191147621679104

http://twitter.com/ElProstata/status/46187922352910336

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America Is Addicted To Porn – The Smoking Jacket

Are you addicted to porn? If so, you’re probably not alone. Our friends at Online Psychology Degree sent us this infographic chock full of facts and figures about porn addiction in America. Breaking news! America loves boobs!

To find out just how true that is, check out the data below.

Porn-Addiction-In-America

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Adelanto revista MAD 507 – Febrero 2011

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Descargar el número completo acá

Adelanto revista MAD 503 – Mayo 2010
Adelanto revista MAD 504 – Agosto 2010
Adelanto revista MAD 505 – Octubre 2010
Adelanto revista MAD 506 – Diciembre 2010

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Elogio del machete, la rateada y otras atrocidades

Durante mucho tiempo estuve rastreando sin éxito una nota de Daniel Samoilovich, «Elogio del machete, la rabona y otras atrocidades», aparecida en la revista Hum® & Juegos en los años ’80. Tengo la colección de esa revista, pero no encontraba la nota. Tampoco está online. Hasta que hace poco, bajándome todos los números de la revista Cacumen (versión española de la Hum® & Juegos) la encontré con el agallegado título de «El hacer novillos, la chuleta y otras atrocidades: su apología». Y ahora, aprovechando el comienzo de clases, la rescato para Internet con pequeñas adaptaciones, como en su momento con Contribución a la crítica de la verdad periodística y El bulo de Merlín.

En la última cena promovida por SO.PA.DE.A.C.E.L.G.A. (Sociedad para la Defensa de las Artes, las Ciencias, las Empanadas y la Alegría), a la hora de los postres, el Sr. Daniel Samoilovich se levantó -o al menos, intentó levantarse, porque hay que decir que se había bebido algo más que sopa de acelga- y obsequió a los asistentes con el siguiente discurso:

El machete, como toda persona civilizada sabe, es ese pedacito de papel en el que uno anota lo esencial de un tema o lo más difícil de recordar, a fin de disponer de esa información en el momento adecuado (o sea, en los exámenes).

Mi tesis –la que hoy vengo a exponer aquí, y a defender contra todos los obtusos detractores del machete- es que ese pedacito de papel debe ser festejado como uno de los más adecuados instrumentos de educación y aprendizaje. Las técnicas para la construcción de machetes deben cultivarse con esmero, y propagarse sin egoísmo; un elogio del machete no debe faltar en ninguna ceremonia de fin de curso, y en cada patio de cada colegio debe haber un Monumento al Machete, adecuadamente conservado y limpio de todo testimonio de la actividad digestiva de las palomas.

La razón es simple: libera a su usuario de saber cosas de memoria, con lo cual le deja más tiempo para las artes, las ciencias, las empanadas, las letras y la alegría: en fin, la vida.

El proceso de construcción de muchos machetes, por otra parte, se parece mucho más al proceso de verdadero aprendizaje que la memorización. Cuando un estudiante construye una síntesis de un tema que cabe en la parte de atrás de una regla, está aprendiendo mucho más que si estudiara el tema entero de memoria con puntos y comas: sencillamente, para sintetizarlo de ese modo tiene que entender de qué se trata, cosa que no siempre pasa con los memoristas.

Otro caso es el de los machetes que ahorran retener fórmulas. Porque, realmente, ¿qué valor tendría retenerlas? Mucho más importante es, por cierto, saber usarlas (y eventualmente, poder deducirlas). El constructor de machetes conserva su mente limpia para resolver problemas, teniendo a mano (o escritos en la mano) los instrumentos necesarios: no otra cosa haría cualquier científico serio.

Veamos finalmente los machetes que guardan listas de fechas, o los accidentes geográficos de la costa este de Canadá. En este caso, si bien el machete no sirve para nada positivo, tiene un alto valor negativo, y debe ser festejado como una justa negativa a la pretensión de que uno aprenda cosas semejantes. El macheteador, en suma, no hace más que aplicar concienzudamente esa hermosa frase de Einstein: “No acostumbro atiborrar mi cabeza con cosas que puedo encontrar en cualquier libro”.

Del mismo modo, una adecuada renovación de la educación debe revalorizar los siguientes ítems:

La rateada: Un día fuera de la escuela con los compañeros es una aventura de la libertad, y una refrescante mirada al mundo al cual tantos colegios permanecen herméticamente cerrados.

Además, permite llegar a tiempo a la salida de otros colegios, por lo que tiene un valor de socialización muy positivo desde el punto de vista de la formación emocional de la persona. ¿O hay entre los presentes en esta augusta y bien bebida cena alguien que piense que vale más la historia de los gliptodontes que la compañía elegida de una dama? Si eso piensan, Dios los perdone, pues no saben lo que piensan.

Y ya que de gliptodontes hablamos, recordemos algunas célebres rabonas. Fue haciendo la rabona con sus compañeros como el adolescente Alfred Jarry creó, junto a ellos, el personaje del Padre Ubú, moderno héroe del egoísmo, modelo brutal, infantil y voraz de la burguesía. De aquellas rabonas nació, pues, una idea que Jarry iba a transformar en tres obras de teatro (Ubú Rey, Ubú Encadenado y Ubú Cornudo) que son consideradas como el acta de nacimiento del arte del siglo pasado.

La rateada, señores, debe ser prestigiada, promovida, enriquecida. Los cines deben permitir la entrada gratis, o a precios reducidos a los que se ratean. Sería un esfuerzo poco costoso -a primera hora de la tarde los cines están vacíos- y de gran valor social. Personalmente, debo mi acendrado amor por el cine a un acomodador del Cine Arte de Buenos Aires que me dejaba colar, en atención al hecho de que me estaba haciendo la rabona.

Sería útil que los profesores de matemáticas acompañaran a su alumnado a hacer rabona a las piscinas, a fin de que pudieran aprovechar la interesante práctica que allí realizan en relación con la descomposición de fuerzas y geometría plana. En cuanto a los alumnos, opino que deberían cuidar la calidad de sus rateadas, especialmente en cuanto al aspecto financiero: ya que si bien es cierto que, como dice Unamuno, los placeres más exquisitos son a menudo los más baratos, también es verdad que las rateadas sin un solo peso en el bolsillo son más bien tristes.

De modo que no veo por qué no se organizan fiestas y rifas destinadas a juntar fondos para tener rateadas más felices, del mismo modo que se hacen para los viajes de fin de curso. Hay que cuidar la alegría todos los días, y no sólo la de un período del año.

Las distracciones. Distraerse cuando a uno le quieren asestar una información, concepto o perorata de cualquier especie es un legítimo derecho a la autodefensa frente a una agresión francamente inusitada. Siendo imposible irse físicamente de una clase aburrida, uno retiene aún el inalienable derecho de irse mentalmente.

Sin embargo, amigos míos, un derecho nada es si uno no encuentra el modo eficaz de ejercerlo. Por eso, les ruego me permitan leerles el siguiente fragmento de un bellísimo libro del astrónomo y escritor Fred Hoyle que, además de consagrar el derecho a distraerse explica cómo ejercerlo: «Una vez que descarté una cantidad de clases como inútiles, me encontré con que tenía muchísimo tiempo para pensar en toda clase de cosas interesantes en el colegio. Era absolutamente necesario, sin embargo, evitar el crimen atroz de no prestar atención. En mis días, uno inevitablemente sufría castigo físico por no prestar atención. Si uno lo hacía estúpidamente, por ejemplo mirando por la ventana alguna formación de nubes interesante, inevitablemente se desataba una tormenta de golpes sobre la propia cabeza. Para alguien más bien frágil como yo, no era cosa de dejarse golpear, de modo que yo evitaba las cosas interesantes más allá de las ventanas, y las buscaba en mi cabeza. Incluso esta precaución no era suficiente, porque los profesores a veces pretendían que uno repitiera lo que ellos acababan de decir. En tanto uno fuera capaz de hacerlo, se aceptaba sin más que uno estaba prestando atención. De modo que yo aprendí a dejar que mi cerebro, independientemente de su ocupación auténtica, reservara un lugar para registrar las últimas diez o veinte palabras del profesor. Cada nueva frase borraba la anterior, en forma tal que la disponibilidad mental que había que reservar no era mucha, y la apariencia de legalidad era perfecta. Este descubrimiento me permitió ganar muchas horas de gloriosa contemplación«.

Antes de seguir con este largo elogio, quiero hacer una breve digresión. Ya hace años que escribió en un periódico español un artículo el escritor Juan Goytisolo, en el que relataba algo que le había tocado ver en el subte de Madrid. Un grupo de jóvenes con uniforme estudiantil –cuenta- hablaba de cine, mientras otro grupo, no muy lejos del primero, los miraba asombrado.

«Resultaba evidente –dice Goytisolo- que los que hablaban habían visto mucho cine, y lo habían visto bien. El diálogo era animado y rico: mientras sucedía, los otros, no muy diferentes en edad ni en aspecto, permanecían callados. Al llegar a una estación, el primer grupo se bajó; uno de los del otro grupo, que seguía viaje, quebró al fin el mutismo haciendo a sus compañeros el signo de retorcerse un dedo en la sien. Evidentemente, esos que sabían tanto de algo, no importa de qué, debían estar locos. Es evidente que para muchos jóvenes, cualquiera que se interese mucho por algo es un desequilibrado, y cualquiera que estudie es casi un alcahuete. Notoriamente, en ese clima no se puede aprender ni enseñar nada».

Lo que dice Goytisolo es mi entender cierto. Falta saber a qué se debe esto y cómo remediarlo. Dejo las causas a otros más versados en el tema y doy mi propuesta: la enseñanza debe sencillamente darse la vuelta, en concepto, prioridades, orden de los programas, etcétera. Hay que partir de lo que efectivamente interesa a los chicos para remontarse a lo más lejano; de la política contemporánea a la historia antigua, y no al revés; de los libros que se leen por puro gusto irá naciendo, si se sabe provocarlo, el interés por la historia literaria; con las historietas hay mucha tela que cortar y no es difícil entrar en el campo de la comunicación social; esos juegos que se hacen en las horas libres sobre papel cuadriculado implican muchas cosas, en lógica y en topología.

¡Claro que es más difícil arrancar la enseñanza de la vida práctica y real que enseñar a partir de los libros de texto! Pero los que se empeñen en esto último, están condenados: allí está el machete vengador, las implacables rateadas, la imbatible distracción para derrotarlos.

También puede ser que no les importe, pero prefiero no prejuzgar. De hecho, la dictadura no sólo marginó o eliminó las voces renovadoras que sonaban más alto, sino que también eliminó o postergó el ansia de renovación que podía haber en cada uno.

Pero ahora, las cosas deben cambiar, y cada uno es responsable de hacer lo posible para que cambien. En favor de las Artes, las Ciencias, las Empanadas, las Letras y la Alegría.

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La Rosa Purpura de El Cairo

Imagínense a James Gandolfini mandando a matar gente como su personaje de Tony Soprano. O al nabo que protagoniza Numb3rs aplicando la matemática para cualquier situación de su vida cotidiana. Eso es precisamente lo que hace Charlie Sheen, que decidió tomarse tan en serio a su personaje Charlie Harper de «Two and a half men» que a esta altura no se sabe si es más graciosa la serie o las noticias sobre su vida.

«Two and a half men» es una de las pocas sitcoms tradicionales que van quedando y su estructura es similar todas las semanas: un mismo episodio repetido una y otra vez con variantes donde interactúan dos hermanos, Alan, divorciado, pusilánime y tacaño y Charlie, soltero, millonario y vicioso. El programa ya va por su octava temporada y es uno de los más vistos de EE.UU.

Tanto el Charlie de la ficción como el de la vida real salen con decenas de mujeres gratis y pagando, se emborrachan y ganan (y gastan) fortunas. Cada día Charlie Sheen le regala noticias escandalosas a la prensa sensacionalista. Una noche de trampa, para despistar a los papparazzi decidió disfrazarse, en lo que fue calificado como «El disfraz más tonto jamás visto»:

¿En serio creía que con esos bigotes iba a engañar a sus perseguidores? Si hacen esto en una sitcom es poco creíble.

En un nuevo episodio del Charlie de la vida real, una actriz porno a la que había invitado a una orgía de 36 horas declaró que estaba embarazada, aunque no sabe si es de él o no.

Y mientras entra y sale de clínicas de rehabilitación, declara que no grabó nunca un episodio borracho y aconseja que no lo imiten, lucha para que lo dejen grabar nuevos episodios de la serie. “Me he curado muy rápidamente, pero también me descontrolo fácilmente, así que aprovéchenme ahora muchachos”, advierte.

Al final de cada episodio de Two and a half men, su creador Chuck Lorre, muestra durante un segundo sus Vanity Cards, minitextos con sus pensamientos sobre la vida. En la de la última semana escribió:

Hago ejercicios regularmente. Como cantidades moderadas de comida sana. Me aseguro de descansar lo suficiente. Veo a mi doctor una vez al año y a mi dentista dos veces al año. Me paso hilo dental cada noche. Me hice radiografías del pecho, tests cardiovasculares, electrocardiogramas y colonoscopias. Veo a un psicólogo y tengo una variedad de hobbies para reducir el stress. No bebo. No fumo. No me drogo. No tengo sexo irresposable, alocado, con extraños.

Si Charlie Sheen me sobrevive, voy a estar realmente disgustado.