Todavía es muy pronto para conclusiones, pero sí se pueden hacer algunos apuntes sobre la edición número 1 de Libre y Muy, los diarios populares de Perfil y Clarín respectivamente que salen a competir con los ya establecidos Crónica y Popular, pero también con otros 13 diarios porteños más, que parecen demasiados para un medio que supuestamente está en extinción.
Foto @librediario
La impresión general de esta edición fundacional es que tienen poco de lo que se conoce como diarios populares (eufemismo usado para diarios sensacionalistas) en el resto de la región, tanto en lenguaje -ver como escriben en el genial La Cuarta de Chile- como en contenido. Más cercanos a The Sun que al Popu, son diarios escritos por periodistas de Palermo para lectores del conurbano. Poco sexo, poca sangre y poca calle para un medio de este tipo. En este sentido es hasta gracioso que Libre ofrezca su PIN de Blackberry.
Libre nace fruto de un error de cálculo, ni más ni menos. Fontevecchia sic: “Sacamos el diario porque nos equivocamos al comprar la rotativa, la teníamos subutilizada en la semana». Y se ataja para un posible fracaso: «los diarios populares son exitosos en paises mas desarrollados y con clases bajas de buen poder adquisitivo, no sabemos si la Argentina esta madura para estos productos». El caso del nacimiento de Muy bien podría buscarse en un tuit del falso Héctor Magnetto: «Como hice con el diario Perfil en 1998, destruiré el diario Libre en menos de lo que canta un @dariogallo».
Las tapas tuvieron tres coincidencias: Bin Laden, Gran Hermano y el Papa. Muy agregó a Cappa y una exclusiva de Ricardo Fort. Las dos extras de Libre fueron absurdas: el adiós a Sabato (viejo, alejado del target y sin nada que agregar) y «Los mejores autos para tener sexo» una nota válida para el número 41, pero no para uno de presentación en un día con tantas noticias poderosas. Aparte Libre tuvo una contratapa completa dedicada al deporte. Y Muy regaló una cuchara, acción que fue mofa de las redes sociales durante todo el día, pero que probablemente haya sido uno de los elementos que hizo que vendiera más que Libre. Según Sergio Spolski, Perfil tiró 55.000 ejemplares y vendió 11.000, por cada 8 Muy vendidos, había 2 Libres vendidos.
Ambos diarios destacan a sus columnistas, pero que yo sepa, los lectores no eligen Crónica o Popular por sus plumas. El muerto Lanata riéndose de la gordura del degollado Charly García en su columna de Libre dio vergüenza (¿qué van a poner ahí cuando Lanata se aburra y renuncie?), redimido por la honestidad brutal de la columna de Gatti sobre por qué Messi nunca será como Maradona.
De Libre estuvo buena la producción de 10 años de telerealidad (aunque atribuyen la frase «No firmes nada con Telefé» a la madre en lugar de a la novia). De Muy, la nota sobre los gastos de Randazzo. Ambos ofrecen como novedoso los descuentos del día de los supermercados y Libre salpica las notas con tuits de sus protagonistas. Libre pareció usar más notas de parrilla que Muy. Muy se animó a mostrar el cadáver de Sabato, habrá que ver si el público aprueba o rechaza estas políticas. El diseño de Muy es más moderno, lo que tampoco significa nada para un nicho en el que Crónica mantiene, con ajustes, su apariencia histórica. Ambos tendrán un sitio web con contenidos mínimos pero hasta ahora, ni muy.com.ar ni libre.com.ar están online. Recetas de cocina, horóscopos (en el Nº 0, Libre se olvidó de incluir a Piscis), juegos y servicios completan el mix de los dos nuevos medios.
Otra coincidencia es que en su bautismo los acompaño a los dos un poster de Juan Pablo II (el de Muy, además, venía «bendecido»). Que Dios y el beato los ayuden.