Andrés Cascioli fue un dibujante soberbio. Uno de los mejores caricaturistas del mundo, sino el mejor. Algunos de sus trabajos pueden verse en su sitio web.
Pero el Cascioli editor es tan destacable como el artista plástico. Además de fundar Satiricón con Oskar Blotta, fue el responsable de la revista Hum®, la mejor compañía periodística durante el Proceso y los primeros años de democracia.
El éxito de Hum® podría haber hecho que Cascioli se durmiera en sus laureles o virara hacia una veta más comercial, como lo hicieron sus colegas Blotta y Fontevecchia. Pero Cascioli persistió en productos de la misma calidad, revistas «de autor» y de donde surgieron buena parte de las firmas mayores del periodismo, el humor, la narrativa y la historieta de hoy: Fierro, Hurra, Sex Hum®, SuperHum®, El Péndulo, Mutantia, El Periodista, Humi, Cazador, La Urraca y las poco recordadas El Amarillo, Caín y Hum® & Juegos, todas geniales.
A días de unas elecciones vacías y mustias, con humoristas que en tv le hacen juego al poder en lugar de cuestionarlo, cuesta imaginar que en este país convivieron todas esas revistas. Sobre todo cuesta pensar que había un número masivo de lectores para esas publicaciones y tantos talentos capaces de llenar esas páginas.
Por eso, nunca más justo el lugar común de los obituarios: con la muerte de Andrés Cascioli, terminó una época.