Con los que alguna vez fueron hippies en la cima del poder, está comenzando una guerra mundial donde suena lógico que las armas sean bienes culturales.
Con los grandes grupos transnacionales facturando más que el PBI de algunas naciones, que dos grandes corporaciones se enfrenten, merece atención.
La historia comenzó en noviembre de 2006 cuando Universal Music Group le hizo un juicio a la red social MySpace alegando violaciones al copyright al permitir que sus usuarios compartieran música y videos, entre otros, de este sello.
Pero además de la demandada MySpace, News Corp. es propietaria de Fox, una de las principales cadenas de tv. Y a partir del juicio, devolvió el golpe con una prohibición para que ningún programa o película de Twentieth Century Fox usara temas musicales de Universal.
Irónicamente, los más perjudicados con esta medida fueron los productores de Fox, que a la hora de elegir cómo musicalizar sus programas se vieron privados del mayor catálogo musical del mundo. «Fue como hacer mi trabajo con una mano atada», definió Billy Gottlieb, supervisor musical de «Journeyman» y «Bones». Otros programas como «American Dad» o «My name is Earl» también sufieron las limitaciones: «un show como ‘Earl’ se basa en el rock clásico y Universal tiene buena parte de esos temas», le dijo a Wall Street Journal Kevin Edelman, supervisor musical de la serie.
Ahora la veda fue levantada y Edelman dice sentirse «aliviado». Universal parece haber ganado esta batalla: no va a suspender el juicio contra MySpace y tampoco sus finanzas se vieron afectadas con la prohibición.
Pero la «guerra cultural» acaba de empezar. La semana pasada Warner Music, otra de las grandes compañías musicales, impuso un boicot a la tienda musical de Nokia: no venderá música allí mientras Nokia no tome medidas contra otro de sus sitios, Mosh, donde los usuarios intercambian música y videos sin respetar el copyright. Los otros sellos, más pragmáticos, decidieron «darle una oportunidad a la paz» y no desaprovechar ese codiciado punto de venta.