La publicación de 90.000 folios de documentos militares estadounidenses clasificados en el sitio Wikileaks fue una de las noticias principales de los últimos días.
Su fundador Julian Assange es un personaje y recomiendo leer sus ideas sobre el periodismo (en inglés) y las consecuencias que conlleva este megaescrache en una compilación que hice en mi blog Archivos de Cibercultura.
Pero mucho antes que Wikileaks, otros ocuparon el mismo espacio. Primero fue The Smoking Gun, más frívolo, y luego LiveLeak, una suerte de YouTube alternativo del que nos ocupamos hace unos años.
Ambos predecesores contemplan la información política, pero la hacen convivir con gimnastas en topless o fotos de famosos detenidos por la policía, alla TMZ. En LiveLeak se privilegia el impacto escópico, en Wikileaks, el impacto político. LiveLeak se dirige al espectador, Wikileaks, al ciudadano.
LiveLeak, algo abandonado, sigue siendo la versión sin esterilizar de YouTube, amarillista, pero también esclarecedora; pornográfica, pero under a la vez.
Entre las rarezas de su catálogo, este video es el que más me sorprende: una cámara fija desde una ventana filmando lo que pasa en la interesección de dos calles. No sabemos quién lo filmó, cuánto tiempo la cámara estuvo ahí, ni cómo el autor logró ver tanto material en bruto sin morirse de aburrimiento. Pero lo cierto es que consiguió cuatro momentos memorables.
– En la primera toma, van a ver a un sujeto en silla de ruedas jugueteando de un lado para otro en la mitad de la calle.
– En la segunda toma, un hombre choca a un ómnibus (leyeron bien).
– En la tercera toma, alguien en silla de ruedas (¿el mismo de la toma 1?) casi es atropellado por un auto.
– En la cuarta toma, una persecución policial.
Este video no cambiará el mundo ni Obama se ocupará de comentarlo, pero no deja de ser sorprendente.