Hace ya cinco años la International Public Relations Association (IPRA) realizó un estudio a nivel mundial sobre transparencia en los medios.
En uno de sus ítem, «la tendencia de los medios a aceptar dinero para publicar una información», Sur y Centroamérica figuran quintos con apenas un 12%, contra un 45% de Europa Meridional.
Pero en el ítem «la tendencia de los medios a aceptar dinero para ocultar una información», Sur y Centroamérica encabezan la lista con un 41%.
Reconozco que el estudio no es flamante, pero dudo de que haya demasiados cambios al respecto. Aún así, no recuerdo, desde 1983 a la fecha, que un tema periodístico haya sido ignorado tan flagrantemente como la nota de tapa de la revista «Noticias» de esta semana, donde un influyente asesor de Kirchner cuenta cómo se manejaron los fondos de Santa Cruz.
Ningún medio importante se hizo eco de esta investigación, para nada menor. Ni siquiera los supuestamente opositores al gobierno kirchnerista.
Y hasta la misma «Noticias» jugó en contra. La revista salió dos días mas tarde (debido a un conflicto gremial en los talleres gráficos) y su sitio web recién se actualizó hoy. Aún así, publicaron sólo los primeros tres párrafos de la nota, como siempre hacen.
Morales Solá blanqueó este domingo que Jorge Fontevecchia es el único periodista con el que Kirchner confiesa tener una cuestión personal (¿cuestión personal? ¿qué significa?).
Sería bueno saber si el silencio de todos los medios y periodistas en este tema es impuesto o autoimpuesto o si obedece a otras razones (llámenme ingenuo si quieren). Y recordar un par de principios que aparecen en el Libro de Estilo del diario «El País», de España:
La aparición en otro periódico, antes que en el propio, de informaciones de importancia no es motivo para dejar de publicarlas o para negarles la valoración que merecen. [..]
y
EL PAÍS rechazará cualquier presión de personas, partidos políticos, grupos económicos, religiosos o ideológicos que traten de poner la información al servicio de sus intereses. Esta independencia y la no manipulación de las noticias son una garantía para los derechos de los lectores, cuya salvaguardia constituye la razón última del trabajo profesional. [..]
Los lectores, dice El País, cuya salvaguardia constituye la razón última del trabajo profesional.