Terminó la primera temporada de «Californication» en el cable. No me gustó. La historia de Hank Moody, un escritor interpretado por el troncazo de David Duchovny, está lejos del nivel de las mejores series de los últimos tiempos. Los personajes son unidimensionales, poco creíbles. La elección de la pareja central es desacertada. Las frases de este escritor son soltadas como si fueran una gran genialidad y no dejan de ser lugares comunes un poquito mejor formulados y más escandalosos. Los argentinos ya habíamos leído la trama del escritor/periodista sexópata y solitario, pero menos plástico y más querible, en el Loco Chávez en la contratapa de Clarín de los ’70.
Los medios la ensalzaron y me decidí a verla por una recomendación de Casciari. Aunque gracias a Espoiler descubrí grandes series como «Damages» o «Dirty Sexy Money», también me ensarté con bodrios como «Carpoolers».
Además de Californication, hay otras tres series que están, a mi criterio, infladas por la prensa. Y, a la vez, otras cuatro que rara vez son comentadas y que vale la pena seguirlas:
Las sobrevaloradas
Casciari la llamó «una obra de calidad excepcional». Para Rodrigo Fresán son «los mejores 22 capítulos sobre la televisión en muchísimos años». A mí esta historia que cuenta los entretelones de un programa de humor me pareció pretenciosa, snob, sensiblera y con un argumento que empieza sólido pero se desmorona capítulo a capítulo hasta terminar, en los últimos cuatro, convertida en un teleteatro patriotero y de baja estofa.
Ingeniosa para ver un par de veces, después termina cansando. Después de Los Soprano las series que pretendan superar el umbral de mediocridad ya no pueden darse el lujo de tener protagonistas tan chatos y que no evolucionan. Eso sí, el capítulo dirigido por Tarantino está a la altura de sus mejores películas.
Esta comedia de un detective obsesivo compulsivo tiene un gran problema: su protagonista Tony Shalhoub no es gracioso. Y, lo peor, nadie le avisó.
Las subvaloradas
Excelente. Logra lo que «Californication» y «Studio 60» no consiguieron: el equilibrio perfecto entre comedia y drama. Logra lo que «Desperate Housewives» prometía pero no cumplió: narrar el estilo de vida de los barrios residenciales yanquis desde una mirada crítica pero a la vez sin moralina. Hace reír sin chistes, hace llorar sin golpes bajos. Cuanto peores son sus personajes, más queribles se vuelven.
2) It’s always sunny in Philadelphia:
También excelente. A tal punto es ignorada, que ni siquiera tiene página en español en Wikipedia. Pero junto con «Curb your enthusiasm», son las únicas dos sitcoms dignas herederas de «Seinfeld». No hay tabúes para este programa, todo es digno de burla para ellos. Danny de Vito está metido en el medio, lo que es garantía de calidad. Este lunes FX empieza a emitir la nueva temporada, no se la pierdan.
En esta serie sobre la vida de Vincent Chase, una estrellita de Hollywood, y sus amigos sí coincido a pleno con Casciari cuando dice «Entourage tiene toda la estética de las series que no me gustan demasiado. Intro juvenil con coche descapotable incluido, demasiada gente joven y guapa, mansiones despampanantes, lujo y glamour. Sin embargo me he tragado casi cincuenta episodios en dos años y jamás me aburrí. Todo lo contrario.». Lo mejor: Jeremy Piven como Ari Gold, el agente de Vincent. Un programa ideal para lavarse el cerebro después de un mal día sin tener que recurrir para eso a la chatarra de la tv abierta.
Otra ninguneada por Wikipedia en español. Es una sitcom tradicional sobre dos matrimonios: uno de recién casados y otro que ya lleva varios años soportándose. Una especie de «Married with children» aggiornado. Lo imperdible de este programa son Brad Garrett y Joely Fisher, dos comediantes de por sí buenos, pero que juntos son dinamita. Además de la catarsis lógica para toda pareja con mucho tiempo compartiendo el mismo techo. La pasa Sony.