El último número de la revista Wired, brújula de la cibercultura, nos insta a cerrar todos nuestros blogs, justo ahora que acabo de abrir otro. Los que no quieran tragarse el ensayo de 600 palabras en inglés con la justificación, pueden leer esta nota en español o este resumen, que el propio autor hace en ¡su blog!:
Matá tu blog. El 2004 ya terminó. Google no te va a encontrar. Demasiados HuffPos. Los comentaristas son retardados. ¿T-v-o en Facebook?
Para los obedientes, los convencidos o los que simplemente quieran pasar a la nueva moda, llegó la hora de pensar en el último post. El final. El «muero contento, hemos batido al enemigo» de Blogger o WordPress. ¿Cuáles deben ser las palabras de despedida para nuestros cuatro lectores fieles? En este caso una opción es despedirlos por su nombre: «Chau Juancho, Marley, Bolita y Anónimo». Llamarlos por teléfono es otra opción.
Si se quiere algo más elaborado, se pueden husmear despedidas de otros blogs ya cerrados que permanecen online, como este, este, este o este. Acá incluso hay una recopilación de posts finales.
El epílogo deberá tener algo de épica. Pensemos que, con el tiempo, será el post más leído, el primero que vean todos los que lleguen al blog abandonado. No es un cierre digno argumentar falta de tiempo para actualizar o que se descubrió que Google Adsense deja dos dólares por mes. El cosmos, la finitud humana o la búsqueda de un mundo más justo suenan mejor.
Nunca se deberá, empero, cerrar del todo la puerta. Siempre se debe meter alguna frase que insinúe un posible regreso. No hay que matar a Sherlock Holmes. Uno nunca sabe si Adsense empieza a dejar mejores ingresos…
Los comentarios, que durante los últimos tres meses languidecían, se multiplicarán como nunca, rogándole al autor que revea su decisión, a punto tal que lo harán flaquear. Pero no debe claudicar. Los mismos que se apenaban con el cierre, lo insultarán si decide seguir, acusándolo de histérico y de haberlos estafado prometiendo algo que no se pensaba cumplir. Y volverán a agredirlo tratándolo de incoherente, cuando, agobiado, quiera cerrar el blog, esta vez sí, en serio.