(Cuarta entrega del “Manual de zonceras digitales”, publicada en el boletín 130 de Periodismo.com de mayo de 2009)
¿Quién hubiera pensado hace unos años que un tímido buscador iba a provocar la ira de los principales medios de comunicación del mundo? Este mes Google fue protagonista de un debate en muchos frentes con los mayores productores de información. La agencia AP se propuso –y los periódicos norteamericanos la siguieron– como policía de sus contenidos. En el ojo de la tormenta está el principal buscador del mundo, acusado de intermediario entre la prensa digital y los lectores. En la medida en que Google tiene casi el monopolio de las búsquedas para decidir a qué medios privilegia y a cuáles condena.
Lejos de amedrentarse, Google redobló la apuesta, anunciando un nuevo sistema, superador de Google News, donde los usuarios accederían a links informativos de su interés sin siquiera tener que buscarlos. Google no les dará a los diarios nada del dinero que obtenga por esas búsquedas, según confirmó Eric Schmidt, el CEO de Google, lo que augura nuevas iras de estos generadores de contenido.
Los medios tienen buena parte de razón en sus enojos: producir buen contenido periodístico original sigue siendo caro. Muchísimo más barato que hace unos años, pero no está al alcance de cualquiera. Hace falta un periodista formado y competente, viajar al lugar de los hechos o tener una red de corresponsales y si el soporte de transmisión es video, poseer el servidor y ancho de banda apropiados. Linkear es gratis.
Pero también es cierto que un titular es una pequeña porción de una noticia. Al verdadero contenido se accede siguiendo el link, que irá al medio que produjo la información con sus correspondientes avisos. El dinero que hace Google mandando visitantes a un sitio no le impide al sitio ganar dinero, sino todo lo contrario. Un usuario puede llegar a la noticia desde Google, pero si el contenido es bueno, volverá sin necesidad del supuesto intermediario. Y ningún medio está obligado a figurar en Google (hay procedimientos muy sencillos para excluirse). Pero, por el contrario, los grandes medios manejan un doble discurso donde por un lado se quejan pero por el otro optimizan sus sitios siguiendo las directivas de Google para figurar en los primeros puestos de los resultados de búsqueda. Google no controla las noticias, las expone.
Los diarios digitales, que se jactan de tener los últimos chiches para mostrar las noticias se niegan a recibir links. Pero también a darlos: son poquísimos los sitios de noticias que enlazan a fuentes externas, como si linkear a un competidor implicara regalarle usuarios. Todo lo contrario: enlazar a buen contenido hace que el lector vuelva en busca de más contenido interesante. En el "Mundo Real" probablemente el lector de un diario no lea otro. Pero la web no funciona así, donde lejos de excluirse, los medios coopiten (híbrido de competencia y cooperación).
En la maraña de noticias de la web, donde todos dicen más o menos lo mismo, recibir un link debería ser una distinción. Y está demostrado que linkear hacia afuera aumenta la credibilidad. La web es, ante todo, links: un enlace que conecta con otro que conecta con otro. Así se "navega". Sin links, estaríamos "anclados".
Diego Rottman