«Hay que fusilar, no sin antes torturar, al corrector automático del Word. Son más las veces que la caga que las que te salva. A la mierda con él y sus estúpidas intervenciones.» (Luchio)
Categoría: citas
Adentro de la bestia
No dudando ya que me encontraba en un infierno de periodistas, miré atentamente a los hombres-diarios que vomitaba la rotativa, y mi alma se conturbó sobremanera, porque también yo había pertenecido a esa grey vociferante y andando en mangas de camisa por las redacciones nocturnas, y hundido en tristes papeles una cara verdebiel.
De pronto vi, que uno de esos hombres-diarios, al recobrar la figura humana se dirigía imperativamente a mí y trataba de gritarme algo.
-¡Jefe!-exclamé yo al reconocerlo.
En un esfuerzo gigante por emitir la voz, el hombre desorbitó sus ojos subrayados de bolsas cárdenas: las venas de su frente resaltaron como alambres tensos bajo su piel. Y su ansia cuajó de súbito en un vómito indecible: sapos, lagartijas, culebras y otras alimañas brotaron torrencialmente de su boca, en un paroxismo que lo dejó lleno de sudores, náuseas y lagrimeos.
No bien se repuso, comenzó a decir:
-Dios me ha puesto en vuestra ciudad como un caballo en un noble tábano de pelea…
Un segundo vómito le impidió acabar la frase.
-¡Bah!- repuse yo mientras le sostenía la frente para que vomitase a sus anchas- ¿A qué insistit ahora con la vieja musiquita?
-¿Musiquita?- gargateó él penosamente.
Sus ojos inquietos volaron hacia la rotativa. consultó su gran cronómetro de bolsillo, y luego me gritó en un arranque de furia:
-¡La sexta edición ya está en máquina! ¿Trajo su proyección de sangre?
Tenía que buscar la sangre de cada día para que los lectores de la sexta edición se la bebiesen antes de irse a la cama. Era preciso basurear en el crimen, recoger la salobre inmundicia de los cadáveres mutilados y la de las almas barrosas; luego adobarlo todo con la salsa melopicante de lo sentimental-pornográfico y arrojarle por último a la bestia el manjar impreso del cuerpo siete, con grabados de anatomía patológica y abundantes lágrimas de cocodrilo.
-¿Y qué hay con eso? -replicó el jefe- El hombre atónito de la calle, el hombre chato y sin aventura, necesita esa diaria inyección de violencia. «Dios me ha puesto en vuestra ciudad…»
-Sí, sí ¡Enterremos la vieja musiquita!
El hombre de la calle al terminar su jornada, volvía en otro tiempo al calor familiar para recoger la última risa de sus niños y asomarse a la gracia de su mujer o para echar sencillamente un vistazo a su mundo interior. Era su tiempo de mirar y de mirarse: usted se lo ha robado. Era el solo tiempo que al buey le quedaba para levantar su testuz y saborear algo de la dulzura terrestre: usted le ha escamoteado al buey ese tiempo y le dio como sustitutivo diez páginas llenas de ignominia. (Leopoldo Marechal)
Una verdad sobre la mentira
«Nunca mientas, a menos que sea absolutamente conveniente» (Benny Hill)
Catarsis televisiva
«Las series de televisión son los terapeutas de la sociedad de hoy, nos asomamos a ellas para saber cómo nos gustaría ser, para reconocernos en los prototipos. La televisión es lo que antes en los pueblos eran las ventanas a la calle, y que luego fue el teatro: un gran entretenimiento de masas, aunque ahora Shakespeare nos parezca muy elitista.» (Daniel Écija)
Corbu por Corbu
«Quizás sorprenda, pero diré que nunca pretendí ser más astuto que los demás. Sí pensé por mi cuenta siempre e intenté explicitarme a mí mismo y a mis ideas en la práctica. El principio es que tengo una mente organizada. Soy un autodidacta, pero soy muy curioso, todo me interesa. No tengo diploma y por eso nunca tuve que olvidar lo que estudié. Esa es la pura verdad. Tampoco fui en absoluto un profesor. Tengo un estudio en la rue de Sevres y tuve allí más de doscientos colaboradores. Trabajamos juntos, pero nunca fui profesor. Soy ‘Corbu’ y algunos vienen por eso, y porque saben que no es fácil. Dicen que tengo mal carácter, pero no es cierto. Soy simpático, aunque grité cuando hacía falta. Fue una colaboración muy fuerte, trabajamos bien, hicimos todo tipo de investigaciones.» (Le Corbusier)
¿Quién dejaría un pelo en la leche?
«Es un momento complicado para hacer periodismo. Es un momento en el que sorprende y molesta que se controle, que se inquiete y que se perturbe al poder. Cuando el periodismo no controla, no inquieta y no perturba, no sirve absolutamente para nada. Somos los encargados de encontrar el pelo en la leche. Pero no sólo eso, tenemos que saber quién dejó el pelo en la leche y por qué.» (Reynaldo Sietecase)
Perfecto por defecto
«La perfección se alcanza no cuando no hay nada para agregar, sino cuando no hay nada para quitar.» (Antoine de Saint-Exupéry)
La violación de Heidi
«No podemos hacer una televisión para Heidi cuando las personas que la miran son caníbales.» (José María Muscari)
Teoría política o análisis político
«Creo que no existe la ciencia política, la politología ni la sociología. Nada de eso. La actualidad no es pensada dentro de un marco teórico. Leo teoría desde los 15 años y lo sigo haciendo. Lo importante es no comprarles el vocabulario, no encontrar en eso una formalización que encuadre tu pensamiento. A las teorías hay que exigirles, hacer uso y abuso de ellas, para ver qué es lo que no pueden pensar. El análisis político no es un asunto de formalización. El populismo no es un problema teórico. Lo único que le queda al pensamiento en términos de las situaciones humanas y sociales es el ensayo, no la teoría.» (Tomás Abraham)
Pájaros en la cabeza
«El ser humano no puede evitar que un pájaro se pare en su cabeza, pero sí que le haga un nido.» (Vico C)