Gracias a la batalla del gobierno contra los medios opositores, ya casi nadie se atreve a decir el otrora lugar común «¿cómo no va a ser verdad si salió en el diario?». La gimnasia de leer entre líneas y sospechar de cualquier contenido terminó engendrando el lugar común opuesto, «Clarín [siempre] miente» y sus derivados.
Del mismo tenor con el que el lector ingenuo rendía pleitesía a una prensa impoluta, el navegante promedio sigue opinando que «en Internet está todo». De nada servirá que muchas veces se tope con resultados engañosos, inexactos o directamente no halle respuestas a las palabras que ingresa en el cuadro de búsqueda de Google: prima la lógica del horóscopo, se recuerdan los hallazgos.
Buscar artículos de diarios no ya previos a la llegada de la web (un imposible), sino del fin del siglo pasado y el comienzo de este se hace dificultoso la mayoría de las veces. Y si los medios digitales mainstream tienen archivos deficientes, ¿qué podemos pedir de los viejos blogs o de las páginas personales?
Twitter, ese gran índice y reservorio de contenido, usa un buscador que no está a la altura del tamaño de la información que contiene. Si no puede encontrarse, no existe. Facebook y buena parte de las apps compartimentan y privatizan lo que sus usuarios generan.
Los dominios se vencen, los hostings se dejan de pagar, los sitios se hackean o se quedan sin dinero… y solo existe Archive.org para guardar (malamente) a estos sitios fantasma.
La primera gran defraudación fue el cierre de Geocities, principal refugio durante muchos años de las primeras páginas amateur de la web. Ahí se destruyó impunemente la Biblioteca de Alejandría de la infancia digital. Ahora, el 30 de abril, volverá a amputarse una parte importante de la web cuando Posterous, comprada por Twitter, cierre y borre todo su contenido.
Posterous servía a los que lo usábamos como un método sencillo para archivar y buscar páginas y, de paso, hacerlas públicas. Algo similar a lo que ofrece Tumblr, pero más orientado al texto que a la imagen. Pero si sus usuarios lo empleaban como agregador de contenido, ¿no queda la fuente original? No siempre. Fueron varios los textos que desaparecieron del lugar del que fueron creados y agradecí tener esa especie de backup en Posterous. Por ejemplo, un brillante y conmovedor retrato de Martin Amis sobre Christopher Hitchens publicado hace ¡menos de dos años! en The Guardian, desapareció de la fuente original y pude capturarlo a tiempo en mi Posteorus.
Para hacer todo más difícil todavía, Porterous permite backupear los blogs, pero no hay buenos filtros para migrarlos a otras plataformas: a Tumblr se lo puede hacer usando un servicio llamado JustMigrate que funciona muy bien, pero que es pago más allá de los 100 posts. A WordPress.com se lo puede importar, pero todos los acentos aparecerán reemplazados por signos de pregunta. ¿Qué tan irresponsable es cerrar un sitio y despreocuparse de métodos para garantizar que ese contenido siga vivo en otro lado?
En mi caso, después de varios experimentos terminé mudando mis blogs así:
– Malas Palabras – posts urgentes: donde archivo textos afines a este blog, pero que no son de mi autoría, fueron mudados acá. Por ejemplo, los posts anteriores a este, son de otros autores, no míos.
– Archivos de cibercultura: donde archivo textos donde la cultura se cruza con la tecnología, pasaron a formar parte de Weblog.com.ar, pero también se puede seguir accediendo con la URL http://www.cibercultura.com.ar.
– Archibook: donde archivo libros y revistas interesantes para descargar, ahora se accede desde http://archibookblog.wordpress.com o desde http://www.archibook.com.ar
– La Pared: donde archivo artículos de política ahora está en http://laparedblog.wordpress.com/
– Covers y covers: donde archivo tapas de revistas y covers musicales estaba afuera de Posterous, asi que sigue en el mismo lugar http://coversycovers.tumblr.com/
Todas las direcciones están, aparte, en la barra lateral de este blog.