Desde el lunes pasado el sitio de música Farolatino permite descargar gratuitamente y en forma legal sus canciones. Una buena noticia, pero con letra chica.
Para empezar, no todo es sin costo. Es el 90% de su catálogo de descargas (también venden cds, que no están dentro de la promoción) que abarca, según Clarín, 50 mil temas. Una cantidad impresionante que no parece reflejarse cuando uno navega el sitio (¿dónde están?).
Tampoco es exactamente gratis, sino que se está comprando música en la tienda por 0 pesos. Esto, que parece una sutileza, no lo es por dos motivos. Uno, porque a decir del presidente de Farolatino, Javier Fainzaig: «No es que regalamos los temas alegremente. Estamos pagando derechos de autor a la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC) y también a quienes producen la música. Esta iniciativa es una apuesta genuina a la industria de la música para los amantes de la buena música popular no masiva». Y dos, porque el proceso de compra termina haciendo insoportable la experiencia.
El lunes 2, primer día, todo anduvo sin problemas. Pero ya el martes, seguramente a partir de la repercusión de haber salido en Clarín, las cosas empeoraron. El sitio estaba mucho más lento y se colgaba seguido, sobre todo con Firefox. Ahora las cosas parecen haber vuelto a la normalidad.
Para bajar la música hay que registrarse, aunque no es necesario validar el email.
El buscador permite buscar por artista, álbum y canción, pero, al tratarse de un sitio con música alternativa, uno va más a encontrar que a buscar por lo que no es de gran utilidad.
La página de descargas ofrece novedades (apenas seis) y las diez canciones más vendidas y las diez recomendadas. Este esquema se repite en cada uno de los géneros: Jazz & Blues, Tango, Rock & Pop, Folclore, World music y Música Clásica.
Una vez que se encontró un tema a bajar, accedemos a la página con los temas que integran el resto del disco, que también se pueden bajar. La información que acompaña la página de los discos es ínfima. Los temas pueden escucharse antes de ser descargados.
Las operaciones que van desde que se descarga el tema hasta que puede ser escuchado son de cinco a siete para cada tema:
1) Loguearse. El sistema no permite almacenar el nombre de usuario y contraseña, por lo que cada vez que uno cierra el navegador debe volver a ingresar esos datos.
2) Volver a la página del tema. Una vez logueado el sistema no vuelve a la página en la que estábamos y tenemos que hacerlo nosotros con el botón de «Atrás» del navegador.
3) Presionar el iconito para descargar.
4) Guardar el archivo en nuestra máquina.
5) Ejecutar el archivo (solo en Windows Media Player 10 o superior).
6) Volver a loguearse.
7) Presionar el botón «Comprar la canción».
Así, tema por tema. Para descargar un disco de 10 temas tendríamos que hacer ¡entre 50 y 70 pasos!
Otra contra es que la música descargada (wma, no mp3) funciona con restricciones DRM. Además de acotarse a determinados reproductores, cada canción se puede descargar y escuchar solo en 3 computadoras y grabar a 6 CDs (2 por computadora) o a dispositivos portátiles.
Igual, todo este «padecer» está justificado en el catálogo. Hay muchas joyitas (me bajé el disco de Daniel Drexler, el de Viglietti y el de Malvicino) que invitan a armarse de paciencia y tiempo para hacerse de buena música, gratis y legal.