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Vol. 7: La música de los niños del Proceso

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Con motivo del Día del Niño, Malas Palabras ofrece otro de sus discos. En este caso con la música que escuchábamos los que nacimos alrededor de 1970 y fuimos chicos durante el Proceso de Reorganización Nacional.

Los padres más progres nos compraban discos del Conjunto Pro Música de Rosario o de Ruidos y Ruiditos, o nos llevaban a ver a Walter Yonsky al Centro Cultural San Martín los domingos por la mañana (que compartía programa con los cortometrajes canadienses o checoslovacos que pasaba Víctor Iturralde).

Pero la masa (y también muchos chicos progres), consumíamos como hacen ahora lo que se pasaba en la tele, en ese entonces en manos de las Fuerzas Armadas. Para los que nacieron más tarde, había un programa, «Patolandia», conducido por Rafael «Pato» Carret que interpretaba a un marinerito (Canal 13 era de la Marina), el Capitán Piluso, de Alberto Olmedo (otro marinero) y Carlitos Balá y sus películas de conscripto. También existía un programa que se llamaba «Buenos Anuncios», conducido por chicos.

Pero no todo era proselitismo procesista para infantes. Estaban «Titanes en el ring», Petete, Carozo & Narizota, Clemente en el Mundial del ’82, Margarito Tereré, Gaby, Fofó & Miliki, Cantaniño, Pipo Pescador y los por entonces novedosos pero ya clásicos María Elena Walsh y «El Chavo».

Este disco recopila algunos de esos temas, para que los disfruten los niños que rondan los 40. Y sus hijos.

Lista de temas

1. Todo mezclado (Pato Carret)
2. Canción del canguro (Pipo Pescador)
3. La Momia (Titanes En El Ring)
4. Carozo y Narizota de paseo (Carozo y Narizota)
5. Camerún (Clemente)
6. Con un poco de imaginación (Petete)
7. El barquito de cáscara de nuez (Gaby, Fofó y Miliki)
8. Pataca y el ABC (Misia Pataca)
9. La Vecindad del Chavo (Chespirito)
10. Las Buenas Noches del Mono Relojero (El Mono Relojero)
Bonus track. El reino del revés (María Elena Walsh)

Descargar aquí (password:malaspalabras.com)

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Cómo sería una estrella de Hollywood sin glamour

Retoques fotográficos realizados por el blog Planet Hiltron:

Jennifer Aniston
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Tom Cruise y Katie Holmes
Tom Cruise y Katie Holmes

Johnny Depp
Johnny Depp

Madonna
Madonna

Pamela Anderson
Pamela Anderson

John Travolta
John Travolta

Nicole Kidman
Nicole Kidman

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«Él tiene todas las virtudes que me desagradan y ninguno de los vicios que admiro» (Winston Churchill)

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Flores (de Florería «El Gladiolo») Rotas

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Hace poco vi en DVD «Flores Rotas», la película de Jim Jarmush. Allí, Don Johnston (Bill Murray) recorre Estados Unidos buscando a sus ex novias para intentar descubrir a cuál de ellas embarazó 20 años atrás.

En cada viaje consulta sus mapas para llegar a destino. Resulta que todos los mapas tienen un logo, Mapquest, que pertenece al buen sitio de mapas propiedad de America Online. El chivo (o PNT) me resultó molesto, me sacaba del clima de la película. Publicidades encubiertas como esta se entienden en engendros como «Lo que ellas quieren», gigantesco comercial de Nike y no causan demasiada gracia en películas del grupo de «Náufrago», con Tom Hanks chiveando a FedEx desde una isla desierta. Pero acá cruzaron la raya al cine de autor.

En periodismo es una premisa separar la publicidad del contenido, pero en ficción se alaba todo lo contrario, cuando los avisos están «bien integrados» a la trama. Es por eso una idea para destacar la que puso en práctica el crítico norteamericano Benjamin Radford: en la ficha técnica de cada una de sus críticas, además de a los actores y al director, incluye las publicidades encubiertas que se verán en el film. Si vamos a la reseña de Flores Rotas, confirmaremos que Mapquest pagó por aparecer y descubriremos que Budget Rentals también pautó. O que la película de Los Simpson no tiene sponsors dentro de la trama.

Todo indica que esta tendencia irá en aumento, por lo que sería bueno que sitios de referencia como Internet Movie Database o las críticas de los diarios incorporaran este tipo de información como un dato adicional.

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Forasteros en la web

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En menos de un año aparecieron en la web una serie de portales dirigidos por periodistas famosos: minutouno, de Chiche Gelblung; Jorgelanata.com, de Lanata; Hipercrítico, de Luis Majul; Puro Show, de Laura Ubfal y Primicias ya, de Jorge Rial.

¿Qué despertó, de golpe, en todos estos periodistas el deseo simultáneo de dedicarse al periodismo digital? La respuesta hay que buscarla en los espacios que están al costado del contenido. Avisos chicos y grandes, de Google y de empresas, de la Nación y de las provincias. Publicidad. A Televisión.com.ar le llevó varios años tener avisos de Canal 13 y Telefé. Puro Show lo logró desde su lanzamiento.

Este heterogéneo lote de periodistas tiene más coincidencias que las que asoman. Además de en la tele, todos tienen su programa de radio. Salvo Ubfal, todos publicaron al menos un libro. Y todos comenzaron en la gráfica, lo que los úbica en un escalón diferente de los Andino y los Facundo Pastor, nacidos en la tele. Exceptuando a Rial, todos los otros ya habían tenido experiencias en Internet. Majul, Ubfal y Gelblung como bloguers. Y Lanata con el ya lejano Data54.

Sus portales son proyectos muy distintos entre sí y con resultados también bien diferentes. Pero lo que los une es un desconocimiento de las posibilidades del medio, un aprovechamiento muy bajo de las características de la web pero que, seguramente, como les pasó cuando llegaron a la radio o a la tele, irán corrigiendo con el tiempo.

Primicias ya: este sitio de espectáculos ya existía antes de la llegada de Rial y no era muy diferente del que se puede ver ahora. Pero se hizo conocido y muy visitado a partir del desembarco del conductor de Intrusos y de su socio Luis Ventura. Su contenido hace sinergia con el resto del «multimedios del chisme» y sirve para saldar asuntos que no se pueden ventilar en radio, tv o en Paparazzi por demasiado pequeños, personales o fuertes para los otros medios. Especialmente repugnante es la columna «Las preguntas malditas».

Puro Show: Laura Ubfal transformó su blog en un sitio, cuando «un empresario» se lo compró y ella pasó a ser empleada a sueldo de su propia creación. Como cuando era un sitio personal, y al igual que Primicias ya, es muy consultado por «la farándula». Pero a nivel usabilidad perdió muchísimo. El buscador no funciona bien, las notas son difíciles de encontrar y la organización del contenido abruma (con el viejo blog se demostraba que menos era más). Tampoco se entiende qué tiene de diferente el contenido de la sección Laura TV del resto del sitio.

Minutouno: Gelblung prometía un sitio más cercano a su interesante etapa en Ámbito Financiero que a lo que suele hacer en tv: taxistas movileros, un especialista en «economía insólita» (a lo «Freakonomics») y otras innovaciones que nunca llegaron a verse. En cambio terminó pergeñando un portal que aspira a emular al español 20 minutos pero que termina asemejándose a Infobae sin agregarle nada. En pocos lados se nota la marca de Gelblung, a diferencia de sus otros emprendimientos. A pesar de tener una redacción enorme para un medio digital, no generan demasiado contenido propio y el único «logro periodístico» que tuvieron fue el «Operativo encubrimiento» de la caída de Alejandra Pradón.

Hipercrítico: Luis Majul prefirió no hacer un portal de noticias y su sitio se dedica a analizar a los medios, lo que le valdrá ser el menos visitado de este lote. Majul se rodeó de un buen staff de periodistas, pero una idea como esta no debería haber apelado a un equipo fijo. Sus opiniones sobre los medios corren el riesgo de agotarse, mientras que ir rotando las voces hubiera enriquecido el debate. Esta estructura donde cada uno escribe de lo que se le canta impide un buen seguimiento de la agenda: hoy nadie se ocupó del comienzo de C5N. Otro punto flojo es la ausencia de comentarios (tienen un incomprensible Libro de visitas). Aunque sea moderándolos, los agregados de los usuarios (colegas y consumidores de medios) sumarían mucho a las afirmaciones de los columnistas.

Jorgelanata.com: el peor del grupo. Con la historia de Lanata como creador brillante de medios y con el antecedente del interesante Data54, este sitio que lleva su nombre da pena. Sobre todo porque no parece de él. Con serios errores de usabilidad (algunos corregidos desde su lanzamiento, pero otros que permanecen) y un contenido que oscila entre chismes de políticos de cuarta línea y lecturas recomendadas de medios en inglés y francés. Ahora que se aboca al nuevo proyecto del diario (en el que además invirtió 200.000 dólares de la venta de su casa en Uruguay), es de esperar que Jorgelanata.com siga bajando en calidad o, directamente, termine abandonado.

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Fiscal de uno mismo

«La falta de verdad toma diferentes formas: ignorancia, opinión liviana, engaño, irresponsabilidad y dogmatismo. Lo peligroso, en cualquier caso, es que sin verdad uno desconfía, básicamente, de sí mismo y de todo lo circundante. Uno no está dispuesto a ponerse a la altura de lo que predica. Ser es ser una promesa de intercambio leal y claro. Ser profesor es prometer que uno va a poner sus conocimientos al servicio del estudiante, que lo va a ayudar a acercarse a los contenidos de la materia. No cumplir con esto es faltar a la promesa. Es no respetarse. Michael Walzer, pensador político norteamericano, hace una distinción interesante entre autoestima y autorrespeto. Dice que la autoestima es una cualidad competitiva: uno la tiene según cómo le vaya en el mercado en habilidades, profesión, belleza. En cambio, el autorrespeto es una cualidad más fuerte, vinculada con estar o no a la altura de la propia dignidad. Creo que hay que arriesgarse a perder autoestima en pos de ganar autorrespeto.» (José Luis Galimidi)

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Mesa de saldos V

Ideas y links que no llegaron a post

¿Cómo saber si un sitio es seguro para navegar? Scandoo es una interfaz que corre sobre Google, Yahoo o MSN (Live) y a los resultados del buscador les agrega un iconito advirtiendo sobre el nivel de seguridad de cada enlace. Los resultados se generan en tiempo real. Acá hay un ejemplo para la búsqueda de la palabra «crackz»

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Lo que significa cada advertencia se ve poniendo el mouse sobre el iconito del margen izquierdo.

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Actualizaciones:

1) Todavía no me enteré si al final Chris murió por la paz, pero su página ya no está más.

2) Al final se vendieron los lentes de Lennon que se remataban a 2 millones de dólares. Acá especulaba con la personalidad del comprador.

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Para los que piensan que al puterío no hay con qué darle, un estudio del Centro Pew difundido hoy afirma que la gente está harta de los escándalos mediáticos. Al menos en Estados Unidos, el 87% de los 1000 encuestados opina que los problemas de las celebridades tienen demasiada cobertura y solo un 2% la considera insuficiente. ¿No será este sondeo una muestra más del doble discurso frente al consumo de chatarra cultural? Porque los ratings no bajan…

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Lo barato sale caro. Pero lo caro también.

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No permitan que el fracaso les deteriore el autoestima. Cuando ganás, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal.

La frase es de Marcelo Bielsa y la vi en «Mi vida es un drama», uno de mis blogs favoritos. Su autor, Luchio (Luciano Dolber, ex Infobae) logró un blog acerca de nada, tanto como Seinfeld hizo un show acerca de nada. Y sus «estúpidos lectores» contribuyen bastante a que así sea. No apto para almas sensibles.

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Al mal tiempo…

«Cuando la tristeza por la condición humana te conduzca a la oscuridad, suaviza tu ánimo y piensa que más merece quien se ríe del género humano que quien de él se lamenta». (Séneca)

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Blogversaciones: Twitter

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En el Boletín de Periodismo.com que se envía hoy escribo sobre Twitter, el tema que parece tener en vilo a la blogosfera argentina. Este servicio para enviar al mundo mensajes de 140 caracteres de extensión no deja a nadie indiferente. Y eso se vio en los blogs estos últimos días:

Dijo Resacas: «Twitter es lindo. Es como volver a la lista de correo, pero más breve. Es bueno porque nos da la idea de ‘aquí estamos’. Acto de presencia. Nos evita la molestia de escribir un mail preguntando: -¿Qué pasa tío?; nos enteramos un poquito de logros editoriales, cambios de trabajo, amores nuevos, nacimientos, operaciones, proyectos discográficos, decepciones, deseos, aburrimientos mutuos y también de las cosas mínimas que nos pasan. Lo necesario. Sin entrar en detalle.»

Dijo Bloc de Periodista : «Estamos construyendo el primer directorio de twitteros argentinos. ¿Existe otro? Para estar en él sólo tenés que descubrir tuitiar. Agregalo a tu lista y veremos cuántos somos. No importa dónde estés. Mancini es argie, pero está en Madrid. ¿Cuántos twitteros argentinos habrá? ¿300, 1.000 ó más de 5.000? Tuitiar servirá para eso, entre otras cosas.»

Dijo eBlog: «Lo interesante de Twitter es una vez que lo usás y agregás gente y lees a todos ellos. Porque si lees sólo a un usuario (Gallo, Mancini o quien sea) es como escuchar a Los Beatles con un sólo parlante: perdés sonidos, voces, instrumentos.»

Dijo el ciprés en el patio: «Y claro, como no se van a copar todos los periodistas de la argentina con twitter, si están todo el día al pedo
es ideal para postear vía celular desde un evento con sus colegas, todos comprometidos con la realidad nacional mientras miran un nuevo televisor de LCD y comen un sandwichito de atún no es tan grave, ahora solo habrá que aguantar las notas, ‘el boom’, los directorios, las referencias, las recomendaciones, ‘la comunidad de twitteros en la argentina’, el croto que tiene cuenta twitter, el especial multimedia, la tapa del suple sí, la zzzzzzZZzz».

Dijo Minerva: «Yo me registré hoy porque la idea me pareció divertida y me agregaron no sé cuántos tipos de los cuales no tengo ni puta idea de quiénes son. Hay un par que leeré porque leo sus blogs y me divierten. El resto que se curta. Además no sé cuánto me va a durar la euforia. Y en tercer y último lugar, no sé, no quiero ser agresiva porque mi mamá me enseñó que eso es malo, pero ¿qué pomo me importa quién va a ser la tapa de la próxima Playboy?»

Dijo Resacas: «Twitter se llenó de presuntuosos, ególatras, jactanciosos, haciendo ostentación de sus palms, sus ipods, sus laptops, sus viajes, sus trabajos, sus desarrollos profesionales, sus emprendimientos acerca de causas nobles, pero, por sobre todo, haciendo alarde de una soledad alarmante y un patetismo que supera (todavía más) al de los salones de chat.»

Dijo La tuya está: «Veo que existe la tentación de crear listas tuitera que se contapongan a la de los iniciadores de la cosa lo que implica simplemente duplicar el sistema. Recuerdo un diálogo entre Foucault y un grupo de estudiantes maoistas acerca de la autoridad policial, los maoistas claro hablaban de la creación de su propio cuerpo policíaco mientras que el filósofo trataba de hacerles entender que eso sólo era un réplica de los mismos métodos de la burguesía y que lo que había que romper era esa idea de replicar un sistema con otro y acabar con la idea de autoridad. La creación de otras listas tuiteras sólo responde a una idea de emulación que me parece absurda, no es que este mal ESA lista de tuiter hay que oponerse a la idea general de que es mejor hablar con titulares que explayarse.»

Dijo deUgarte: «La visibilidad permanente y perenne genera resistencias, resistencias que no son precisamente a la postmodernidad, sino a la esencia misma de la Modernidad y sus instituciones tal y como las describía Michel Foucault. Para muchos la cruda emisión contínua del ‘yo hago’ hace que la red generada se parezca demasiado, siguiendo a Foucault, al patio del colegio, el psiquiátrico o la prisión. La visibilidad total es el control total posible. Tal vez por éso, de mi red twittera original, la mayoría de los que quedan más activos son los que han cerrado la lectura de sus mensajes a externos a la red íntima.»

Dijo Daroxiano: «Me vienen dos preguntas:
a) ¿No les da fastidio tener que contarle a cada espontáneo que carajo están haciendo? ( yo he terminado relaciones maravillosas sólo porque cada noche me llamaban para saber que había cenado)
b) ¿A que viene esta fe virtual en lo que el prójimo hace o dice?. Fe por cierto que no se verifica en el mundo real… Y, a pesar de cómo pueda sonar, me resulta más sano esto último.
No sé… supongo que estoy viejo, pero tampoco entiendo esto che. Se me antoja fatuo. ¿Será esa pasión de vivir para una cámara (cada vez menos) imaginaria?».

Dijo Wimbledon : «Personalmente, creo que Twitter podría ser algo así como el catálogo de las acciones de comienzo del siglo XXI. Una fuente a la que podrían recurrir los antropólogos esparcidos por el mundo para saber cómo vive la gente, qué hace.»

Dijo Carlos Seda: «En la medida que soy lo que enseño mi vida es una vida hueca. No hay un adentro, no hay nada que conocer en mí. Ningún secreto, ninguna motivación interna. Todo se reduce a una pura apariencia que exterioriza su propia lógica en el próximo tweet.»

Dijo Pablo Mancini: «Twitter revive los peores prejuicios que hace unos años tenían como objeto a los blogs y ahora, parece, a los chats distribuidos. Aún con sobredosis de gerundios y función fática del discurso, Twitter sobrevive y crece. ¿Por qué? Porque la potencia es el formato, la arquitectura y no el contenido. La arquitectura de la red cala más hondo que los contenidos que circulan por ella. La arquitectura de la red es su política y eso es algo que la política elitista sobre contenidos -moderna, nada posmo, verticalista e idealista- no comprende porque piensa en viejo. Twitter es un emergente minúsculo de la era de la fluidez, 140 caracteres de la desinvención de la modernidad. Cuando nos molesta -a todos nos pasó- es porque nos transforma. Relájate y goza.»

Dijo Nada Personal : «Twitter no me cierra a pesar de su potencial informático-automático y aunque el concepto de tiempo real aplicado a lo virtual sea tan interesante. El problema es que no vi que se use para eso.»

Dijo el escribiente: «No sé por qué piensan que intercambiar pelotudeces a través de los blogs, de Twitter o de lo que mierda sea tiene mayor trascendencia que intercambiar pelotudeces por teléfono, en una charla de bar o en la cola del Coto. La supuesta conveniencia de las nuevas herramientas nunca podrá apreciarse mientras los contenidos sean los de siempre: egos, puteríos, celos, alcahueterías y hasta algún business, propios de la profesión periodística.»

Dijo roedor: «Si los tuiteros les parecen absurdos, abstráiganse un rato y pregúntense por la salud mental de los millones de hombres y mujeres de cualquier edad que en el subte, el bondi, la cola del banco, el banco de plaza o hasta caminando en la calle, van con la cara estampada a la pantallita del celular escribiendo cosas trascendentes del tipo ‘estoy llegando’ o ‘tkm, cuidate’.

Qué no contar en Twitter
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Claudio Uriarte y la historia de este blog

Dos revistas actuaron como semilla: «Sección Aurea», de Hermenegildo Sábat y «La Caja», de Tomás Abraham. Era la década final del siglo pasado y me dedicaba a estudiar en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA y a colaborar en algunos medios gráficos. Ese número de Sección Aurea estaba dedicado a «El periodismo», mechando obras de talentosos artistas plásticos con frases históricas sobre (contra) el periodismo y furcios de conductores de radio y tv. Ese número de «La Caja» tenía un texto de Claudio Uriarte con una descripción impiadosa del rol del periodismo y los periodistas en nuestras sociedades.

El proyecto de una revista contra el periodismo había nacido: la llamaría «Malas Palabras». Llegué a hacer un número completo, pero nunca se transformó en objeto. Todavía la tengo, guardada en una carpeta de «Los Tres Chiflados». Más de diez años después este espacio hizo posible que algunas de esas ideas fueran apareciendo, cada tanto, en forma de post.

Este sábado Claudio Uriarte resbaló de una escalera y se murió. Tenía 48 años. «Contribución a la crítica de la verdad periodística», tal el nombre del texto del que hablaba, se reproduce completo a continuación, a modo de homenaje. Recomiendo su lectura.

«Un demócrata de vieja cepa no pediría hoy libertad de prensa, sino libertad respecto de la prensa».
Oswald Spengler, La Decadencia de Occidente (1922)

Los diarios, semanarios, quincenarios y demás ediciones periódicas son publicaciones que sólo deberían salir de vez en cuando. El concepto mismo de periodicidad es lo que debe ser críticamente puesto en duda, tanto más en un mundo en el que el periodismo ha adquirido la legitimidad autorreferente y tautológica de un poder que se encuentra más allá de todo cuestionamiento, y en una sociedad en la que el periodismo ha sustituido efectivamente a la metafísica, la filosofía, la ideología social, la discusión de las ideas y hasta el mismo arte. Se diría que, a medida que estas disciplinas mueren como preocupaciones sociales, el periodismo las vampiriza para capitalizar sus desechos bastardos, como una inconsistente y cambiante ciencia de híbridos que reciclara todo pensamiento para volverlo lugar común, o bien lo acepta sólo cuando éste se había vuelto cliché. El periodismo no sólo sería colección de los fragmentos rotos del gran edificio de la historia, sino basurero de los pedazos en que se ha desmoronado toda reflexión sobre ella.

El periodismo ha otorgado legitimidad a una idea cuya única verdad son los ritmos de reproducción de la fuerza de trabajo de la productividad alienada: la noción de que el tiempo transcurre en períodos de 24 horas por día (o de una semana, o de un año). Los hechos, ante los que el periodismo se comporta como si fuera un recipiente hueco y neutro, se acumulan analizan y desmenuzan en sus prolijos compartimentos temporales como si fuera él lo que les diera forma, y cada tanto se publica un «balance semanal» o «mensual» o «del año» como si el almanaque fuera lo que verdaderamente definiera los límites, la duración y la mecánica de los procesos, y en inconsciente pero perfectamente consistente reproducción de la práctica de la empresa capitalista que a fin de año realiza su «memoria y balance»: se hace un equilibrio de entradas y salidas, de ingresos y deudas en la gran fábrica de procesamiento de la información (que es la materia prima de la que viven estos medios), y en esto se destruyen la idea de historia y el concepto de proceso histórico en el mismo momento en que los periodistas, con paradójica e involuntaria ironía, y como si quisieran curarse en salud del mismo sistema de banalización e intrascendencia a que los lleva su oficio, adornan su producción con adjetivos como «histórico», «trascendental» y «sin antecendentes», en parte porque la memoria de la que viven es breve, ignorante, aconceptual y fenoménica, y en parte porque necesitan volver a despertar permanentemente la atención de un proletariado intelectual de lectores abúlicos, convencerlos de repetir la compulsión de consultar el diario cada día. Sin duda, hay que preguntarse si es el periodismo el que destruye la historia o meramente refleja esta destrucción; si la historia misma no se ha vuelto periodística, mecánica y cuantitativa (en cuyo caso el periodismo sería su espejo fiel y funcional, a lo sumo un auxiliar privilegiado de sus medios de reproducción) y fundamentalmente debe aclararse una división metodológica: si se cree en un concepto de historia como universal, con sentidos, procesos, organicidad y lógica propias o si se la considera como un mero receptáculo de hechos. La posición de este artículo es la primera: si la posición del lector es la segunda, abandone la lectura y vaya a comprar el diario.